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Compromiso Bayer

El impacto de la agricultura regenerativa en la voz de productores e investigadores

El tour permitió ver de cerca el impacto de las inversiones sustentables.
El tour permitió ver de cerca el impacto de las inversiones sustentables.
07/09/2023 16:09 hs

Campo en Acción fue parte del tour “Viaje a la agricultura regenerativa, descubriendo el compromiso de Bayer" organizado para explorar la manera en que la compañía se ha sumergido en este enfoque durante la última década.

La actividad inició Centro de Entrenamiento, donde divulgaron los orígenes y la evolución de la agricultura regenerativa de la empresa en los últimos 10 años. Se explicaron las razones de tales acciones y expusieron los resultados obtenidos a través de los ensayos realizados durante esta década de innovación.

Alejandro Girardi, director de Asuntos Públicos y Sustentabilidad especificó que “la agricultura regenerativa no es algo que ya existe, es algo hacia dónde vamos. La agricultura debe ser parte de la solución al efecto invernadero, no parte del problema. Ese es el camino”.

Fundamentó que “los pilares, o estrategias, donde podemos contribuir pasan por el mejoramiento genético, la biotecnología, los biológicos, la transformación digital y las moléculas que expresan soluciones para los cultivos”.

Y remató con que “este es un compromiso global que incluye reducir 30% las emisiones del efecto invernadero, 30% el impacto ambiental de los insumos y ayudar a 100 millones de pequeños agricultores alrededor del mundo”.

En cuanto a la recepción del mensaje ponderó que “la evolución del productor en este sentido es notable, el interés en la sustentabilidad es central. Entienden que el cambio climático los afecta directamente. Vemos mucha iniciativa. Producir más con menos es central”.

Pablo Talano, líder de Sistemas Agrícolas Digitales y Desarrollo de Mercados de Bayer, sumó que “la idea de un centro de entrenamiento surge de la necesidad de progresar en conocimientos. Poder enseñar es primordial. Vemos en funcionamiento la tecnología”.

Y en ese contexto subrayó que “la rentabilidad con sustentabilidad va de la mano. Requiere algún tipo de inversión inicial, y después de algún tiempo, dos o tres años, llegan los beneficios que compensan”.

Complementó al indicar que “Argentina lleva 15 años con una producción media que no supera las siete toneladas, estamos en un escenario estable. Y el sector ha generado tecnologías para aumentar. Hemos entregado tecnología para crecer en capacidad de producción de al menos 15%. La reconstrucción del suelo es imperiosa para que la inversión genética se exprese”.

Galo Benedit, líder de Manejo Sustentable se sumó a la conversación para dar su enfoque de los sistemas agronómicos regenerativos: “Existen distintos niveles de intensificación de los sistemas, tanto en los cultivos de renta y servicio. De ahí surge el tiempo de ocupación de la tierra para desarrollar cultivos y capturar recursos para producir más”.

El experto e hijo del dirigente ruralista entrerriano Beltrán Benedit, confió que “los cultivos de servicio también potencian la renta, proveen un servicio al sistema como raíces, captura de carbono, nutrientes y reestructuración del suelo. Todo eso da un mejor desempeño. No hay una sola receta escrita porque juegan el ambiente y la elección del cultivo por ejemplo”.

Tras esa primera parada, el tour siguió su camino hasta llegar al establecimiento La Chacra, en Pergamino, de la firma Agrícola Testa SRL, donde sus productores implementan las propuestas de agricultura regenerativa de Bayer. Se accedió a esquemas de agricultura pro-carbono, digitalización, y rotación de cultivos, por ejemplo. Estas prácticas líderes en la industria expresan la manera en que la agricultura regenerativa transforma el campo.

Carlos Testa confió a Campo en Acción que en el establecimiento comenzamos entre 1989 y 1990, “antes acompañábamos a nuestra familia, era parte de nuestra vida”. Siguió con que “luego nos dedicamos con otra mirada, íbamos viviendo y resolviendo sobre la marcha en busca de un futuro más alentador dentro de una empresa familiar y así ingresamos a lo que es hoy la agricultura certificada”.

Trabajan sobre unas 130 hectáreas propias y un millar más bajo arriendo: “Ese es nuestro espacio como productores sustentables, luego acompañan la quinta con frutales, que es parte de lo que siempre formó a la familia; en definitiva, sumamos tecnología que en realidad tiene el trasfondo de volver a las raíces. Mantener la tierra intacta es el objetivo”.

Marcelo Testa, en tanto, avanzó al precisar que “a los cultivos de servicio los integramos en el esquema de siembra directa, con la idea de mejorar el suelo, protegerlo de malezas, poner menos fertilizantes y demás. A medida que crecíamos en el sistema entendimos que es un proceso continuo de aprendizaje”.

En su opinión “la agricultura regenerativa tiene mucha tecnología, todo lo contrario de lo que se cree por lo común. Esto es una forma de vida y en consecuencia le ponemos todo para hacer las cosas bien.

Para Carlos las certificaciones son un paso necesario. “Vimos que podíamos cobrar un poco mejor y vimos, desde 2104, cuando empezamos, que se trata de una suerte de gran tablero de control para darle al cliente lo que está buscando. Hoy no nos imaginamos el establecimiento sin certificación”. Las tienen para reglas generales de trabajo, pulverización, labor de siembra y cosecha, en todas las áreas agrícolas. “Todo lo que nos genera mejora lo hacemos” reflexionó y cerró con que “la inversión valió la pena. Hay gente que está dispuesta a pagar un plus por la trazabilidad”.

El viaje siguió hasta la Planta María Eugenia, donde se vio el mundo de la digitalización y su aplicación en el monitoreo de campos. Fue posible explorar el proceso de desarrollo de semillas en el laboratorio, en la ciencia que impulsa la agricultura regenerativa. Y de yapa se vio cómo opera un edificio sustentable.

Rafael Losada, líder de Operaciones de Semillas relató que “María Eugenia es la planta de procesamiento de maíz más grande del mundo. Por la ubicación tenemos una ventana grande para recibir materiales, cosa que no sucede en otros lugares del mundo”.

Confió que “la transformación es clave, con la incorporación de biotecnología hicimos un gran cambio, en 2008, y en los últimos tiempos se hizo toda más eficiente con la digitalización”.

Desplegada en unas 24 hectáreas la planta empieza a recibir producto en enero desde Salta, Catamarca y Tucumán, se sigue en la zona núcleo y finalmente desde el sur y sudeste de Buenos Aires. “Si ponemos un rango de producción diría que logramos unas cuatro millones de bolsas y este año aspiramos a más. Para el mercado maicero nacional es un buen número”.

Y Franco Donati, líder de Planta, especificó que “los dos grandes procesos de María Eugenia acompañan la cosecha de enero a junio y tiene que ver con recibir camiones de espigas, deschalarlos y secar las espigas, desgranar y depositar en silos. De febrero a octubre se clasifica, cura y embolsa”.

Pero, por si fuera poco, no termina ahí la acción. Luego inicia el mantenimiento e inversiones de capital. “Es muy exhaustiva la tarea porque la sustentabilidad es un proceso que no se negocia. Es un objetivo central de la compañía”, definió el experto.

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