La intención de siembra de girasol entrerriano modelo 2023 ronda las 18.000 hectáreas, lo cual representaría un incremento del 75 %, -7.700 hectáreas-, en comparación a la campaña pasada. Los datos facilitados desde la Bolsa de Cereales de Entre Ríos destacan que la expansión de la oleaginosa podría ser mayor, pero la demanda de semilla por parte de los agricultores no logró ser abastecida por la oferta de los semilleros.

Dentro de los factores que impulsan el crecimiento del área dedicada al girasol se destacan el conflicto bélico en Europa donde uno de los países en guerra, Ucrania, sufre una merma notable en el área sembrada. Tal coyuntura queda expresada en el precio de pizarra del girasol registrado en la Bolsa de Comercio de Rosario donde el 1 de enero de 2022 era de 480 dólares por tonelada y al 1 de abril ya había trepado a 620.

Se suma que el mayor margen bruto del girasol versus soja o maíz favorece a las tortas y, que las perspectivas climáticas para el verano indican, la situación de un Pacífico Ecuatorial con temperaturas normales a levemente frías, lo cual es un escenario favorable para el cultivo.

La entidad también hizo público que la siembra de trigo en Entre Ríos se impuso de manera firme en junio y que el avance supera el 80 % de las 500.000 hectáreas planificadas. A igual fecha del año pasado, las marcas oscilaban el 70 %, lo cual marca una brecha del 10 % en el presente ciclo agrícola.

En rigor, los ciclos largos e intermedios ya están plantados y donde la humedad en la cama de siembra es adecuada se avanza con la implantación de los ciclos cortos. Se impone precisar que si bien en las capas inferiores del perfil edáfico hay humedad, el cultivo requiere agua para poder establecerse. Por otra parte, también indicaron que las bajas temperaturas redujeron la tasa de crecimiento del cultivo.

El estado fenológico se ubica desde emergencia a primer macollo y en general observan buenas implantaciones, a excepción de algunas resiembras puntuales.