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50 años de las parcelas de escorrentía

El cuidado del suelo no se vende, es un trabajo de suma de saberes

El homenaje a lo echo en las parcelas se concretó al pie del ensayo
El homenaje a lo echo en las parcelas se concretó al pie del ensayo Foto 1/11
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05/10/2021 19:10 hs

Las parcelas de escorrentía del INTA Paraná constituyen un ícono de la conservación de suelos en la Argentina. Fueron construidas en 1971, en el marco de un convenio con la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, con el objetivo de generar información para aplicar la ecuación universal de pérdida de suelo y controlar la erosión hídrica.

Y este martes se concretó una suerte de homenaje a todos quienes impulsaron este proyecto de largo aliento. Fueron cientos los expertos que aprendieron a partir de este experimento que en rigor echó andar al promediar la década de 1960 y se materializó al despunte de los 70.

“A este proyecto lo vi nacer” contó Hugo Tasi, profesional jubilado que ayer acudió a la convocatoria de la Experimental para ser parte del reconocimiento a la fructífera tarea cumplida.

El experto dedicó un tiempo a Campo en Acción para recordar que “con este ensayo se empezó a reunir información de gran utilidad para el sector productivo. Para trabajar en conservación de suelos primero hay que conocerlos, y por esa razón recorrimos la provincia para saber más. Lo importante es que se completó la provincia y cada departamento tiene su libro con la descripción de sus suelos”.

Sin medias tintas remató: “Cuando me jubilé consideré que la tarea había sido cumplida. Arrancamos con poco conocimiento de los suelos, viendo a la agricultura desarrollarse en la Costa del Uruguay, en pequeñas colonias de trabajo intenso y generando una degradación espantosa. Todo eso cambió”.

Carolina Sasal dejó saber de su orgullo por lo hecho: “Esta historia se inició con un trabajo pensado y planificado para servir al sector en materia de conservación de suelos y lo logramos”. Especificó que el ensayo renueva su vigencia al acompañar la evolución de la agricultura en la región.

“El objetivo siempre es paliar las pérdidas de agua y suelo por erosión” dijo la experta y dio el título de la nota al decir que “el cuidado del suelo no se vende, es un trabajo de suma de saberes, lleva tiempo y no se consigue en una agronomía”.

Aportó que el paso del tiempo renueva el público, tanto que los jóvenes profesionales están ávidos por conocer datos relevados. Del porvenir dijo que “productores y técnicos utilizan la información lograda. El último cambio en estas parcelas es un tratamiento de transición agroecológica.

Tomás Schlichter valoró un costado pedagógico del proyecto: “Por acá pasó mucha gente, generaciones de profesionales y trabajadores estudiaron en este lugar, lo que permitió lograr un caudal de información impresionante. Esta tarea es catalizadora porque quienes hicieron posgrados luego enseñaron y así fueron ampliando la divulgación. Es increíble lo que generó este experimento de tan largo plazo. La sustentabilidad es el norte”.

50 años de las parcelas de escorrentía

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