Según el último informativo semanal de la Bolsa de Comercio de Rosario, la crisis ruso-ucraniana disparó los precios de fertilizantes en un momento donde las cadenas globales de suministro ya de por sí se encontraban tensionadas.
Luego de las fuertes subas en los costos logísticos por la salida de la pandemia a lo largo de 2021, la guerra terminó de apuntalar los valores. De esta manera, las cotizaciones internacionales de fertilizantes de todos los tipos (nitrogenados, fosfatados y potásicos) alcanzaron máximos nominales históricos en abril de 2022.
Ese contexto global no es ajeno a la Argentina, considerando que nuestro país importó más del 80% de los fertilizantes que consumió en 2021. El impacto de la crisis ruso-ucraniana sobre los fertilizantes importados recae más sobre precios que sobre cantidades, considerando que la Argentina no es un cliente importante de Rusia, principal exportador de fertilizantes del mundo. Por el contrario, nuestro país importa sus fertilizantes desde Marruecos, China, Egipto, Estados Unidos, entre otros orígenes.
De esta manera, en los primeros siete meses del año se gastaron más de US$ 1.500 millones en importaciones de fertilizaciones, un 61% más que el mismo período del año pasado. Sin embargo, sucesivas limitaciones a las importaciones, entre otros factores, llevan a que las cantidades importadas cayeran más de un 26%. Consecuentemente, las importaciones de fertilizantes llevan cerca de 1,6 Mt, cuando a esta altura del año pasado ya superaban las 2,1 millones de toneladas.
La caída más importante se observa en las importaciones de urea, que se reducen cerca de un 35% interanual, regresando a volúmenes del 2018. Mientras tanto, las importaciones de fosfatados, dónde destacan el fosfato monoamónico (MAP) y el fosfato diamónico (DAP), se ven reducidas en un 16%. A contramano de la merma de volúmenes importados, los precios promedio de importación subieron un 153% en el caso de la urea y por encima del 111% en el caso de los fertilizantes fosfatados.
En los primeros siete meses del año se invirtieron más de US$ 1.500 millones en importaciones de fertilizantes, un 61% más que el mismo período del año pasado, pero las cantidades importadas cayeron más de un 26%.
Vale la pena insistir que este shock en los precios de los fertilizantes está intrínsicamente conectado con la Federación Rusa, siendo este es uno de los más importantes abastecedores a nivel mundial. A nivel de países importadores destacan India y Brasil como los más afectados por el conflicto ruso-ucraniano, lo que explica gran parte de las alzas del mercado.
El caso de nuestro principal socio comercial es elocuente. El Brasil mostró subas del 9% en toneladas de su importación de fertilizantes, pero pagó un 150% más por este volumen. De esta manera, en los primeros siete meses del año Brasil pasó de pasar cerca de US$ 7.500 millones en importaciones de fertilizantes a acercarse a los US$ 19.000 millones.
Si bien estos valores de fertilizantes también dan sostén a los precios de los propios cultivos para los que son utilizados, una suba tan pronunciada de precios redundará en una menor demanda de fertilización, especialmente en la Argentina.
Se espera que el maíz 2022/23 venga con menos dosis de fertilizantes y con más peso del maíz tardío, que requiere menores niveles de nutrientes.
Esta potencial merma en el consumo de fertilizantes se da en primer lugar por la compleja situación climática que viven regiones productoras de nuestro país, en vista de la escasa humedad de suelos. Con precios más elevados, el riesgo de profundizar pérdidas es más grande si las condiciones climáticas no vienen acompañando a la producción.
En este sentido, a nivel local la suba de precios de fertilizantes es uno de los principales factores que explican la mayor superficie de soja en desmedro del maíz, cultivo que requiere más provisión de nutrientes.
No conforme con ello, se espera que el grano amarillo 2022/23 venga con menos dosis de fertilizantes y con más peso del maíz tardío, que requiere menores niveles de fertilización. Asimismo, se espera que este maíz capte mejor la potencial neutralidad de La Niña que se espera hacia fin de este año.
En definitiva, los precios de los fertilizantes se contextualizan como aspectos muy importantes para la productividad del sector agrícola en su conjunto. En este sentido, la campaña 2021/22 se llevó a cabo con inversiones en fertilizantes realizadas mayoritariamente antes de las amplias subas registradas en 2022, por lo que la verdadera presión productiva y de rendimiento se sentirá fuertemente de cara a la próxima campaña 2022/23.
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