El INTA Paraná instaló en la zona de no pulverización del municipio de Oro Verde, el Módulo de Producción en Áreas de Resguardo Ambiental. En este módulo se ponen a prueba diferentes estrategias de manejo libre de plaguicidas con el objetivo de mejorar la sustentabilidad de los sistemas de producción en interfaces críticas. Recientemente, se puso en funcionamiento una rastra de reja plana de 9 cuerpos para control total de malezas con mínima remoción de cobertura del suelo. En este informe te contamos los resultados de este ensayo con labranza de mínima remoción.
La pulverización de agroquímicos en cultivos extensivos, es foco de debates en los últimos años. Se han promulgado leyes provinciales y ordenanzas municipales tendientes a aumentar la distancia de no aplicación de agroquímicos denominadas “zonas de resguardo, exclusión o no pulverización” quedando en muchos casos superficies improductivas en la periferia a centros urbanos. En tales superficies además de la pérdida de ingresos se desarrollan malezas y plagas que pueden atacar tanto a cultivos vecinos como a la salud de la población adyacente.
En otros casos, para posibilitar el uso del suelo se ha readecuado el sistema de producción, migrando de la siembra directa al laboreo convencional para controlar las malezas. Sin embargo, en las condiciones de relieve con pendientes muy pronunciadas y características edafoclimáticas de la provincia de Entre Ríos, esto podría conducir a incrementar drásticamente las pérdidas de suelo por erosión debido al escurrimiento superficial del agua de lluvia, amenazando la sustentabilidad del sistema.
Surge entonces la necesidad de evaluar otras alternativas para el control de malezas en sistemas agrícolas donde no puedan aplicarse agroquímicos y se utilice el sistema de siembra directa, como así también en sistemas de producción orgánicas o con mínima utilización de agroquímicos.
La EEA INTA Paraná instaló en la zona de no pulverización del municipio de Oro Verde, el Módulo de Producción en Áreas de Resguardo Ambiental. En este módulo se ponen a prueba diferentes estrategias de manejo libre de plaguicidas y con el objetivo de mejorar la sustentabilidad de los sistemas de producción en interfaces críticas. Recientemente, a través de un convenio con la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNER) y la EEA Paraná del INTA se puso en funcionamiento una rastra de reja plana de 9 cuerpos para control total de malezas con mínima remoción de cobertura del suelo.
Dicho implemento está equipado con timones y rejas planas que se unen a un chasis, en este caso fue ensamblado en INTA a partir de un chasis de cincel en desuso al que se le montaron 9 cuerpos dando un ancho total de labor de 3,6 m. Por delante y alineada con cada cuerpo, se colocó una cuchilla lisa que permite el corte del rastrojo para evitar el arrastre y posterior atascamiento.
Se evaluó a campo en un lote del módulo de producción en zonas de resguardo ambiental, el control de malezas a los 7 días posteriores al laboreo, la cobertura del suelo antes y después del paso del implemento (imagen 3) y su desempeño con diferentes condiciones de humedad edáfica y velocidades de trabajo. Además, se estudiará el efecto a largo plazo en las propiedades del suelo mediante la resistencia mecánica a la penetración y al corte, como también el efecto del paso de la reja plana sobre la estructura del suelo a través de calicatas.
El control de malezas fue variable entre las fechas de laboreo, dependiendo de la humedad del suelo y las condiciones ambientales. En mayo, el control de gramíneas fue del 62,5 %, menor al observado para las malezas latifoliadas (83 %). Esto pudo deberse a que, para el sistema de laboreo evaluado, las gramíneas podrían ser de más difícil control por su sistema radicular en cabellera con capacidad de exploración de los primeros cm del suelo. Esta característica, propia del sistema radicular de las gramíneas, significaría una ventaja siempre que una porción de las raíces superficiales, siga extrayendo humedad del suelo, aun cuando haya sido cortado el resto del sistema radicular en profundidad.
El laboreo de junio se caracterizó por la alta humedad del suelo y del ambiente (Figura 2, mes de junio), debido a que dos días posteriores al laboreo, se registró una precipitación de 8,6 mm favoreciendo la supervivencia de las malezas, disminuyendo el % de control tanto en gramíneas cómo en latifoliadas, no observándose diferencias según el tipo de maleza.
En julio el control de malezas fue superior al 90 % tanto para gramíneas cómo para latifoliadas. Esto se debió a que en el periodo evaluado se registraron las condiciones ideales para que el control de las malezas sea elevado, baja humedad del suelo y ambiente, combinado con alta temperatura ambiente en los 4 días posteriores al tratamiento (Figura 3, mes de julio). Esto provocó la rápida deshidratación de las malezas, haciendo que la lluvia a los 7 días post-laboreo (8 mm) no tenga incidencia sobre la supervivencia de las malezas.
Se destaca la abundante cobertura inicial del suelo, propio del sistema de siembra directa, la cual se mantuvo en valores razonables luego del paso del implemento. La mayor reducción de la cobertura debido al paso del implemento se dio en junio, de 97,1 % a 64 %, posiblemente a que la mayor humedad ambiente y del suelo podría haber dificultado el trabajo de las cuchillas, enterrando el rastrojo (en vez de cortar) causando desplazamiento y amontonamiento del rastrojo, con mayor proporción de suelo desnudo.
Respecto de la velocidad de avance, fue distinta para cada fecha en función de las pruebas preliminares que se realizaron buscando equilibrio entre capacidad operativa del equipo y una aceptable disturvación superficial del suelo. Así, en la fecha correspondiente a mayo, el equilibrio entre las mencionadas variables se logró a 3,6 km/h, debido a que la desuniformidad y pendiente del lote obligó a una mayor profundidad de trabajo que significaba mayor disturbación superficial al aumentar la velocidad de avance. En las fechas de junio y julio, las condiciones de relieve permitieron una notable mayor velocidad de avance, de 5 y 6,3 km/h respectivamente, equivalentes 1,8 ha/h y 2,3 ha/h de operatividad para el ancho de 3,6 m del implemento utilizado.
Elegir el momento oportuno de laboreo es fundamental para aumentar la eficiencia de control de las malezas. Realizar el laboreo cuando no se pronostiquen lluvias en los 7 días posteriores aumenta notablemente la eficiencia del control.
El trabajo de la reja plana debe ser lo más superficial posible, idealmente 5 cm o menos para descalzar las raíces de las malezas y dejarlas con el menor pan de tierra posible, lo que favorecerá su deshidratación. Sin embargo, la profundidad de trabajo efectiva estará condicionada por la humedad del suelo, la velocidad de trabajo y el nivel de disturbio superficial observado. Cada lote a laborear es diferente según textura y estructura del suelo, cobertura, desuniformidad de pendiente y nivel de enmalezamiento, haciendo que el implemento deba regularse para cada situación cómo así también la velocidad de avance para lograr el máximo de operatividad.
Para evitar arrastre, atascamiento de rastrojo y reducción de la cobertura del suelo, resulta fundamental observar la alineación entre la cuchilla de corte delantera y la punta de la reja plana. Durante el trabajo pueden ocurrir desplazamientos de los cuerpos del implemento que se deben corregir.
El aumento de la velocidad, en general, provoca mayor remoción y desuniformidad de la superficie del suelo. En algunas situaciones el lote podría sembrarse a los pocos días (3 a 5) y en otras es necesario más tiempo, posiblemente hasta varias semanas, para estabilizar la superficie y permitir un adecuado desempeño de la sembradora directa.
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