Entrevista a Gabriel Delgado
La gestión de la agenda productiva aparece como decisiva en la generación de divisas para el país. Y el experto cuenta cómo es posible lograrlo.
Gabriel Delgado, economista, hombre de campo, asesor de Alberto Fernández y exsecretario de Agricultura de la Nación en la gestión de Cristina Kirchner y economista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), analizó la coyuntura y trazó perspectivas del sector agroalimentario nacional. Los nuevos hábitos de consumo, el rol del Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa) y de la mesa de enlace. También la inteligencia artificial, en la agenda de quien podría ser ministro de Agricultura de la Nación.
—Cuáles son los temas prioritarios que se deberían dar desde el sector productivo, cómo te imaginas la agenda teniendo en cuenta el contexto de la deuda externa?
—Es una agenda sumamente delicada la que tiene la producción argentina de cara al futuro. Sabemos que la situación macroeconómica afecta a la situación microeconómica y entonces, las pequeñas y medianas industrias en general están atravesando una situación muy delicada y endeble. Aparecen la cuestión financiera y comerciales como las más importantes. El problema del acceso al crédito y la tasa de interés surgen como amenazas muy importantes para una parte de las empresas en nuestro país.
—Hoy nuestro país requiere de dólares para compensar su balanza comercial, déficit y pago de la deuda ¿cómo ves la política exterior en cuanto a apertura de mercados que tiene el gobierno nacional?
—Yo creo que la apertura de mercado ha estado muy bien, es una agenda imperante para Argentina. Lo que ha quedado en claro es que la apertura de mercados no se traduce necesariamente en aumento de exportaciones. Pienso que la apertura de mercados es una parte de los aumentos de exportaciones, es condición necesaria, pero no suficiente. Ha quedado demostrado que las ayudas comerciales y las ayudas financieras de las empresas para poder refinanciar las exportaciones son también muy importantes, así como abrir los mercados.
—¿Cómo ves el rol del Estado, en la planificación de la economía vinculada a los sectores agroalimentarios?
—En la mayoría de los países que han tenido éxito en su política económica, el rol del Estado dinamizando algunos procesos necesarios para lograr competitividad en la economía ha demostrado que es muy importante. Argentina tiene que aprender de los buenos y malos ejemplos de la intervención del Estado. No cualquier intervención, sino aquellas que permitan dinamizar al sector privado sin dinamitarlo, porque muchas veces la ausencia del Estado es lo que genera discusión entre pequeñas y medianas empresas y lo que queremos es todo lo contrario y para eso la ayuda del Estado es muy importante, sobre todo la asistencia financiera, la asistencia técnica y comercial.
—¿Cómo observás el tema de los derechos de exportación, se tienen que diferenciar, segmentar o eliminar?
—Los derechos de exportación están recomendados específicamente para cuando el tipo de cambio pega un salto. Toda la literatura coincide que los derechos de exportación de mediano o largo plazo pueden dañar las estrategias de inversión de algún sector. Partiendo de esa base también es cierto que no es lo mismo los efectos que tienen los derechos de exportación en un determinado período de tiempo en un sector dinámico tecnológicamente competitivo que en sectores menos competitivos o más postergados. No es lo mismo entre los sectores y es muy distinto en términos inter-temporales, no son lo mismo los derechos de exportación ni bien ha ocurrido una devaluación que los derechos de exportación como un impuesto permanente en mediano y largo plazo. Es muy importante el análisis de cada situación y de cada cadena para ver de qué manera afecta lo menos posible a los proyectos de innovación que necesita la economía argentina.
—Te he escuchado hablar sobre los cambios en hábitos de consumo y cómo repensar algunas cuestiones en cuanto a ser grandes proveedores de carnes, granos y alimentos, que va perdiendo espacio entre los consumidores.
—Lo que uno ve es que en el mundo la gente quiere comer menos carnes, más allá de que hay algunos sectores que están creciendo en ingresos que se meten en el consumo de carne. Lo que yo digo es que en realidad hay un desafío muy grande en Argentina para poder tener una estrategia sólida para exportar carne de calidad. Esa es mi opinión, porque creo que esos nichos no van a desaparecer en el corto plazo porque son tendencias de mediano o largo plazo. Pero también me parece que tenemos que repensar la estrategia de producir grandes cantidades de granos que están destinados a la alimentación animal, porque eso lo que tiene es poco valor. El punto es que esos granos tienen muy poco valor y nosotros necesitamos aumentar el valor de la tonelada exportada. Eso no implica un proceso traumático, sino simplemente poner una mirada estratégica en estas grandes tendencias que hay en el mundo y por supuesto van a afectar a la dinámica de la matriz productiva de la Argentina, me parece que esta mirada estratégica puede ayudarnos a ir a acomodar el cuerpo a este escenario que nos está trayendo el mundo.
—¿Cómo estás observando el rol de algunos organismos del Estado que son estratégicos en todo lo que tiene que ver con el comercio de granos y lo que tiene que ver con comercialización y desarrollo? Hablo del Senasa y del INTA.
—Hace 22 años trabajo en el INTA, creo que hay varias dimensiones de la situación, primero hay una situación muy complicada desde el punto de vista presupuestario que requiere de una mirada muy cuidadosa de qué hacer con estos organismos. Creo que el gran esfuerzo presupuestario que hay que hacer con estas instituciones tiene que estar acompañado de lo que está pasando con la dinámica de la tecnología a nivel mundial. Hay enormes equipos de trabajo muy dispuestos, muy vinculados a lo que pasa con la dinámica tecnológica en el mundo y es necesario ver cuáles de esas nuevas tecnologías pueden ayudar a mejorar nuestra performance exportadora, estas tecnologías que están apareciendo como Big Data, inteligencia artificial o Internet de las cosas, es muy importante focalizar allí para poder sintonizar con mayor precisión los resultados que se esperan de los esfuerzos presupuestarios que se deberían hacer, me parece que hay una mirada integral que se debería hacer allí.
—¿Cómo imaginas una relación con las entidades vinculadas a la Mesa de Enlace, tienen que seguir manteniéndose las mesas de diálogo?
—Creo que Argentina tiene dos problemas muy graves, el hambre y la falta de dólares y el sector agropecuario es tremendamente importante para la generación de los dólares que faltan, creo que ha quedado demostrado que a las políticas hay que hacerlas en conjunto, escuchándonos. No es un momento de peleas, es momento de sentarse a dialogar y generar un espacio de intercambio donde salgan las mejores políticas para el desarrollo de Argentina y esta mirada de cómo se puede mejorar la performance del sector agropecuario para que aporte lo mejor para el desarrollo nacional. Esto tiene que ser en un marco de cordialidad y diálogo que aporte al desarrollo del país y tratar de acomodar un poco la situación económica que vive la microeconomía y una buena parte de la producción de la Argentina.
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