En un contexto tan duro como la sequía misma se concretó la edición 2023 del tradicional Día de Campo que organiza cada año la Fundación Proarroz en sus lotes experimentales ubicados en inmediaciones de la ciudad de San Salvador.
A pesar a las pésimas previsiones de rendimientos de este ciclo, resultado de las críticas condiciones climáticas de la actual campaña, la convocatoria resultó extraordinariamente buena si se la mide tanto por el interés de los agricultores que concurrieron y la calidad de los materiales considerados en los ensayos; como por la autoridad de los disertantes que abordaron todo el abanico de la cadena.
Edgar Orcellet, responsable de producción del campo experimenal de la Fundación, dejó saber a Campo en Acción que “el campo experimental crece como generador de tecnología bajo la idea de incorporar materiales nuevos, probarlos en el lugar para luego brindar lo mejor al productor”.
Cultivaron arroz en un lote de 30 hectáreas que venía, como indican los reglamentos, de una pastura. Este año investigaron el desempeño de variedades como Yeruá, de largo ancho y, en largo fino, fueron de la partida Gurí, Memby Porá, Angiru y Puita.
Para Hugo Muller, titular de la entidad, la presencia de más de 150 personas expresa el alto interés de los productores. “Cuando la situación está difícil los productores están ávidos de interactuar, consultar, investigar, aprender y conocer nuevas tecnologías para evaluar alternativas”.
Al brindar un panorama del escenario actual rememoró que “yo empecé con el arroz en 1983 y este año es la campaña más dura desde entonces, contando la de 1998 que nos desbastó la cosecha en el otoño”. Dijo que al inicio del actual ciclo debieron bañar para empezar y terminaron en un ambiente desértico, con costos muy altos e incluso abandonos. El que coseche, sentenció, lo hará en poca cantidad. “Los productores están destruidos de tanto luchar” determinó.
Aportó que la expectativa de rendimiento es para mal. Espera un abandono del 10%, unas 17.000 hectáreas; y una pérdida de rendimiento de unos 1.000 kilos por hectárea lo que deja una marca global de 1.050.000 a la cosecha que seguirá cayendo, avisó.
Especificó que “estamos ante la peor producción argentina de los últimos 30 años, el saldo exportable bajará el 50% y no hay amenaza para el consumo interno. El escenario es difícil para todos, productores, industriales y exportadores. La caída es muy grande. Desde el punto de vista de precios puede pasar cualquier cosa”.
En ese marco aportó que “trabajamos fuerte junto a la provincia para tener de parte del gobierno nacional un dólar diferencial que mejore la ecuación”.
Lucio Amavet, secretario de Agricultura y Ganadería entrerriano, precisó que “Entre Ríos sufre por tercer año consecutivo el fenómeno de La Niña, pero las declaraciones de emergencia agropecuaria, con diferimiento de los costos provinciales, han sido una importante decisión del gobernador Gustavo Bordet para ayudar por un lado en el alivio fiscal y por otro en la cuestión del financiamiento; para que no desaparezca ningún productor, y para que puedan mínimamente recuperar su capital de trabajo perdido y continuar en actividad”.
Como acompañando lo dicho por Muller, sentenció: “trabajamos junto al Gobierno nacional en un programa de compensación al sector arrocero que amortigüe el diferencial de la brecha del dólar para lo que es la exportación y el costo de los insumos en dólares que tiene el sector, que aumentaron fuertemente producto de la guerra en Ucrania”. Y contó que está en tratativas un programa de impulso a través de una compensación similar al dólar soja, vinculado a un dólar arroz, buscando un dólar intermedio entre el oficial y el MEP que sea más competitivo para el sector arrocero, que mejore la ecuación económica para recuperar la rentabilidad de la campaña actual, a la vez de prever la campaña siguiente.
Ya por el andarivel de lo productivo, Oscar Henderson, directivo de la Fundación, explicó el trabajo de rescate de la variedad Yeruá y razonó que cuando es incierta la demanda del mercado hacia arroces dobles el productor la deja de producir y cuando se incentiva el mercado faltan semillas de buena calidad para sembrar.
Aseguró que “Yeruá es una variedad tradicional, que la Fundación Proarroz rescató en 2019 partiendo de materiales de calidad; decidimos limpiarlo y purificarlo y hoy ya tenemos semillas registradas desde la Fundación”. Detalló que la variedad viene de una selección de granos Fortuna, que se adapta bien a esta región. Doble ancho es su característica y ahora la industria lo demanda por su buena productividad.
Por su parte, Joaquin Panozzo, gerente de Producción del Grupo Ebro, informó que la compañía que representa es “líder mundial en comercialización de arroz, con presencia en 70 naciones, e inició hace cinco años su actividad en la Argentina con variedades que se consumen en Europa”.
Determinó que “el año es complejo en cuanto a lo climático, pero Argentina tiene privilegios como su tierra y su agua que permiten producir desde Chaco y Formosa hasta Entre Ríos y productores con ganas de crecer”. Al dar cuenta de sus preferencias aportó que “producimos para una demanda que son arroces perlados, medianos y cristalinos sin residuos de pesticidas. Y nuestro programa de mejoramiento está enfocado en la resistencia a enfermedades. Bajo esas normas logramos niveles de producción muy buenos”.
José Colazo, responsable del Grupo Técnico de Mejoramiento Genético de Arroz del INTA C.del Uruguay, resaltó la importancia del convenio vigente con el Proarroz. “tenemos un convenio de producción de semillas desde 2004 con la Fundación, que permite la distribución de variedades en Latinoamérica. Cada una de las partes hace lo que mejor sabe, la Fundación produce la semilla en su campo, INTA cuenta con el poder de identificar las variedades asegurando la máxima pureza y nosotros con la distribución de los materiales asegurando las regalías que permiten seguir con el mejoramiento que lleva hasta 15 años, mucho tiempo”. También tomó su tiempo para destacar el último trabajo en investigación y desarrollo en materia de mejoramiento genético como es la variedad Angiru INTA CL.
Desde el punto de vista de la productividad, eficiencia y mejora de la economía, el intendente de San Salvador Lucas Larrarte resaltó la importancia de la firma, junto al ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, Daniel Filmus; y el gobernador Gustavo Bordet, de un convenio para desarrollar un Centro Tecnológico Nacional del Arroz para la investigación y transferencia de conocimientos para la mejora de procesos tanto productivos como industriales, también de sistemas y productos. “Este organismo tendrá como fin máximo el tener una economía local capaz de competir con cualquier economía del mundo”, finalizó el presidente municipal.
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