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Sanidad Animal

La sarna ovina se posiciona como una de las enfermedades parasitarias más dañinas, pero hay un plan de control

05/08/2025 10:43 hs

Aunque su manifestación más habitual ocurre durante el invierno, la sarna —causada por el ácaro Psoroptes ovis— puede estar presente durante todo el año. Por esto, es importante realizar observaciones frecuentes y sistemáticas de las majadas. Expertos subrayan que el monitoreo permanente es muy útil para identificar los primeros signos clínicos: rascado persistente, inquietud y pérdida de lana, que llevan a revisar en forma minuciosa a los animales para identificar con certeza la existencia de los ácaros y detectarla de manera precoz.

“Durante la etapa de preservicio, la concentración de animales para tareas como la esquila de cara y la revisación general brinda una oportunidad estratégica para identificar la presencia de Psoroptes ovis y otros ectoparásitos”, explicó Fernando Paolicchi, especialista y coordinador del Programa Nacional de Salud Animal del INTA.

El momento óptimo para la aplicación de tratamientos —ya sean de inmersión o inyectables— coincide con la zafra, etapa en la que se reúne toda la majada. Sin embargo, Mercedes Lloberas —especialista en parasitología del INTA— advirtió que “un solo animal sin tratar puede reiniciar el ciclo de infestación de toda la majada”, por lo que es crucial coordinar acciones sanitarias de manera conjunta, y en simultáneo, con los establecimientos vecinos.

Los primeros indicios suelen ser conductas como el rascado excesivo, patadas, mordeduras o frotamiento contra objetos. “Estos comportamientos derivan del prurito intenso provocado por los ácaros. En inspecciones más detalladas sobre los animales, se observan zonas húmedas del vellón, piel verdosa azulada o vesículas al tacto, producto de la actividad parasitaria”, explicó Rodolfo Herrera —especialista en parasitología del INTA—.

En lesiones avanzadas, se observan áreas sin lana, costras amarillentas y piel engrosada, con mayor concentración de ácaros en la periferia de las lesiones. En casos muy avanzados de sarna pueden verse comprometidas regiones específicas como la fosa infraorbitaria, la zona perianal, la vulva en hembras, el prepucio en machos y los espacios interdigitales con la presencia de Psoroptes ovis.

Para evitar el ingreso de sarna en los establecimientos, el protocolo , consensuado con otras entidades comprometidas con el problema sanitario, recomienda mantener en cuarentena a todos los animales recién llegados al establecimiento durante un mínimo de tres semanas, tiempo en el que se deben realizar controles visuales y, de ser necesario, tratamientos preventivos. Esta medida debe complementarse con un buen cerramiento perimetral y su adecuado mantenimiento. Para esto, Paolicchi recomendó “mantener a los animales recién llegados separados de la majada general para monitorear el comportamiento y revisarlos, observar signos de infestación y tratarlos si fuese necesario”, y destacó que es necesario “contar con buenos alambres perimetrales y controlar su mantenimiento”.

A su vez, se aconseja revisar la majada al menos dos veces al año, aprovechando momentos clave como la esquila, las señaladas, vacunaciones o movimientos reproductivos. Estas revisiones deben complementarse con inspecciones puntuales ante cualquier signo de inquietud o deterioro del vellón.

En cuanto a los tratamientos, se recomienda realizar el baño de inmersión después de la esquila, garantizando la higiene de los bañaderos, la preparación y mantenimiento correctos de las formulaciones de los productos —sin mezclar formulaciones distintas—. El protocolo exige dos baños, con una nueva dilución para el segundo, asegurando al menos un minuto de inmersión completa, incluyendo la cabeza. Tras cada baño, los ovinos deben ser marcados con pintura apta para lanares. Siempre se deben evitar, para el tratamiento de la sarna, los baños por aspersión.

En cuanto a los procedimientos de productos inyectables, es fundamental la limpieza del instrumental, la correcta dosificación según el peso del animal o de la categoría si no se dispone de balanza, diferenciando corderos, borregos, capones, ovejas y carneros. La aplicación de inyectables debe ser intramuscular en la cara interna del muslo. Se recomienda además marcar a cada animal tratado y evitar que, en el momento de su aplicación, el producto refluya hacia el exterior.

Tres semanas después de la última aplicación, se deben revisar nuevamente todos los animales. Si persisten signos clínicos, se recomienda realizar raspajes para verificar la presencia de ácaros.

La sarna ovina es una enfermedad controlable si se aplican medidas sanitarias integrales, coordinadas y responsables. “El éxito radica en la observación temprana, el tratamiento adecuado y la prevención continua”, determinó Herrera.

“Para el control de esta enfermedad, es fundamental la actuación conjunta de todos los actores sanitarios y del INTA que, a través de sus proyectos regionales y nacionales, contribuye con capacitación a productores y trabajadores rurales para la implementación de estándares éticos y sostenibles en los ambientes de la Patagonia y otras regiones del país”, concluyó Paolicchi.

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