Voces de referentes movilizados contra la restricción judicial para fumigar cerca de las escuelas rurales
Los planteos de los productores fluctúan del pedido de diálogo a la queja para la tribuna
Unos admiten que el conflicto se “venía venir”, otros culpan al gobierno; mientras algunos definen como “un verso” la postura ambientalista
La gente de campo con problemas para trabajar la tierra bajo las normas que impone la Justicia en materia de uso de agroquímicos intenta visibilizar su queja más rápido que despacio. Advierten acerca de las pérdidas económicas que padecerá la actividad si se impide fumigar en un radio de 1.000 metros de una escuela, e insisten en que por un problema de desidia de unos pocos que aplican mal y a destiempo, todos deben pagar por los platos rotos. También reclaman comprensión porque, se repite, pocos conocen lo que implica labrar el suelo en busca de riquezas.
Un tópico poco explorado tiene que ver con la necesaria educación en torno a lo que representa el mundo agropecuario; situación que se recuerda como una asignatura pendiente solo cuando las papas queman; o mejor dicho cuando se perjudica el giro económico del agro. Se ve ahora con la restricción, se destacó en 2008 con la puja por la aplicación de retenciones y cada vez que las sequías o inundaciones sacuden la rentabilidad de las explotaciones. En resumen, ante los hechos consumados sobreviene la búsqueda de pedidos de comprensión.
Huelga indicar que la empatía se obtiene intentando comprender al otro y acompañarlo en las buenas o en las malas. Ahora, con la resolución judicial ya en vigor y la gestión del Poder Ejecutivo para morigerar poner en consideración el impacto de la cuestión sirve solo como factor de presión. Se debió advertir la crisis hace al menos dos décadas, cuando dirigentes sociales empezaban a quejarse por el daño a la salud que desataron las fumigaciones indiscriminadas.
Vista la situación desde ambos lados del mostrador bien vale empezar mejor tarde que nunca. Y algo de esto se dejó ver en la protesta de los productores en el acceso al túnel subfluvial, cuando se manifestaron contra la prohibición. El sitio Campo en Acción habló con varios de los protagonistas y conocer su parecer ayuda a entender el origen y el impacto de la discordia.
Por caso, Daniel Kindebaluc, presidente de la Federación Entrerriana de Cooperativas, expresó: “Desde las entidades estamos comunicados con las autoridades provinciales, que nos piden un poco más de tiempo, pero los productores no entienden esa parte por la necesidad de producir. Se le caen contratos y no saben dónde están parados. Ambas partes son entendibles, en los dos casos son entendibles. Nosotros queremos explicarle a la gente en qué estado estamos, contarle a la sociedad lo que nos sucede. Seguimos trabajando con los distintos escalafones, la fiscalía, la justicia para poder llegar a una solución para este problema”.
En torno a la restricción en si misma aportó que “la parte complicada es la cuestión social, gente que plantea que está al lado de una escuela y que nunca tuvo problema con nada y hoy por hoy queda excluido de producir; es peor que una expropiación porque nadie le reconoce nada. Hay actividades que llevan mucha planificación y no saben que van a hacer, eso es lo más preocupante. Un productor que siembra un cultivo puede cambiar de lugar, en ese caso no es tanto el problema. El tema es por ejemplo un productor tambero que tenga un lote frente a una escuela o que le da la leche a la misma escuela. Hay una convivencia entre productor y escuela, y siempre fue buena, se da la excepción con cuatro o cinco escuelas que tienen alguna complicación, algún docente que no entiende del tema pero en el 95% de las escuelas no hay problemas”.
Por el andarivel de la autocrítica aportó: “Sabemos que hay productores que no han cumplido con las buenas prácticas, pero es una responsabilidad compartida con el Estado porque el poder de policía lo tiene que ejercer el Ejecutivo. Desde la Mesa de Enlace venimos trabajando hace años porque veíamos venir el problema. Sostenemos que tiene que haber un castigo para quien no hace las cosas bien, no lo vamos a defender. Sí vamos a defender al productor que hace las cosas bien, porque merece poder seguir haciendo lo que siempre hizo y no mandarlo a la esclavitud, porque a esa propiedad lindera no la puede arrendar, ni vender, no la puede usar. No le queda otra que venirse a vivir a la ciudad y mendigar un plan social, hay muchos casos de esos. Hay productores que se le caen las lágrimas, no tenemos respuestas para darles, si bien estamos convencidos del diálogo, ha pasado el tiempo y se ha conseguido muy poco. Si habría la más mínima duda de que estamos causando un problema en la salud de los chicos no estaríamos protestando” .
Por su parte, Fabio Schneider, tambero de Colonia Merou especificó que trabaja sobre 18 hectáreas de campo justo al lado de una escuela y la restricción le afecta toda su explotación. “Tengo una cebada que tiene roya y que hay que tratarla con un producto para los hongos y no la puedo aplicar. Pienso que se llega a esta situación porque hay una Secretaria de Producción ausente. Acá no se tiene que discutir salud versus producción, las dos cosas conviven, en el mundo no hay lugar que diga que se tiene que prohibir la fumigación a 1.000 metros, esto es irracional. Hemos hablado varias veces, el gobernador nos pidió paciencia, pasó las elecciones y ahora, hay silencio de radio total”.
Por su parte, Guadalupe Vivanco, presidenta de la Sociedad Rural de Nogoyá, sostuvo: “El gobierno nos ha llevado a esto, hace un año luchamos por una ley de fitosanitarios para aggiornar la Ley de Plaguicidas de 1980 a los sistemas productivos de ahora. Esa ley de 1980 es muy buena y es con la que venimos trabajando junto con las nuevas prácticas. Lamentablemente el oficialismo tiró por tierra esa ley y es por la que estamos luchando ahora. Nos cortaron el derecho de trabajar la tierra, inutilizaron la propiedad privada de miles de entrerrianos”.
Mariela Barón, dirigente de Federación Agraria Argentina oriunda de la localidad de Crespo, agregó: “Necesitamos visibilizar el problema. En la sociedad se visualiza otra cosa, nosotros aquí podemos dar a conocer el real problema que estamos teniendo. Lo que más nos preocupa es el comienzo de los problemas sociales que estamos teniendo, hay papás que no tienen los ingresos, no tienen con que afrontar impuestos, la parte comercial, entonces aparte de un problema económico se genera un problema social. Este fallo es como contarle a un empleado que tu fábrica se tiene que cerrar porque contamina, ese empleado hoy por hoy no tiene sueldo, tampoco tiene perspectiva de cuándo puede empezar a hacerlo. Además esa fábrica presentó todas las pruebas de que no contamina. Esa es la situación del productor, nuestra fábrica es el suelo”.
El sembrador Adolfo Weber advirtió que “el campo comenzó a moverse, todavía falta porque hay mucha gente afectada que no vino y otros que todavía no han tomado dimensión de este problema. Este no es el final sino el inicio de una historia, los ambientalistas no sé de dónde sacaron las ideas que tienen. Invito a debatir, hay gente con malas intenciones y otras con desconocimiento. También reconozco que hay ambientalistas serios que quieren hacer las cosas bien, como las quiero hacer yo”. Irónico hizo su oferta: “Mi campo sigue estando disponible para que vengan a perder plata, porque así como nos dicen que somos ignorantes y asesinos, yo digo que hoy con lo orgánico y ecológico se pierde plata produciendo en el campo. Muchos son muy malos haciendo las cuentas. Es un lindo verso para el que no conoce lo que es producir en el campo, es una mentira. Acá está en debate que los productos que usamos son habilitados por Senasa, con estas ideas están en contra de todo lo que existe, quieren dar vuelta el mundo de la noche a la mañana”.