Este año el sector agrícola quiere frío, lo necesita. La razón principal es la chicharrita del maíz, que se detectó durante la campaña hasta en el sur de Buenos Aires. Incluso, dicen algunos, que fue vista en la provincia de Río Negro.
Como otro ejemplo, en Chaco calculan que durante esta temporada debe haber superado 10 veces su mayor pico poblacional anterior.
En este marco, desde el sector esperan que el frío ayude a frenar semejante expansión, teniendo en cuenta además que esta plaga, vectora de enfermedades que reducen drásticamente los rindes, ya provocó un fuerte ajuste en las proyecciones de cosecha, que incluso pueden seguir achicándose.
Por eso, fue una buena noticia “el frente frío que ingresó en la madrugada del miércoles 24 de abril, dejó valores por debajo de los 4°C en el 62% del territorio Bonaerense y en la provincia de La Pampa”, mencionó Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa rosarina.
En el resto de la región, los registros superaron el umbral de sobrevivencia de la chicharrita, estando por encima de los 4°C.
Tras las lluvias y lloviznas de la semana pasada, se prevé una baja de la temparatura para el martes próximo.
Sin embargo, aportan desde Infocampo, a mediano plazo, las noticias no son muy alentadoras, según anticipó el consultor en clima, Alfredo Elorriaga. El experto fue contundente: “No se espera un año particularmente frío”.
De todos modos, aclaró que anticipar el nivel de frío para una temporada es incluso más difícil que prever lluvias. Aún así, advirtió que “hay algunos factores que indicarían que tendremos un invierno con temperaturas mínimas en los valores de las medias o incluso levemente superiores”.
En ese sentido, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) actualizó su pronóstico trimestral de lluvias y temperaturas, con los datos correspondientes al período mayo – julio.
Del mismo se desprende que en casi todo el país la temperatura media en el final del otoño y comienzo del invierno será normal en la mayor parte del país, mientras que habrá un bloque conformado por gran parte de Buenos Aires, Entre Ríos y este de Santa Fe donde los valores están por debajo de la media para la época. Pero en una zona endémica para este insecto, como Corrientes, Misiones, y sectores de Formosa, Chaco y norte de Santa Fe, los registros superarían el promedio histórico.