Tártago, ricino y biocombustibles son una nueva oportunidad para el norte entrerriano

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El investigador y exdocente universitario Oscar Barboza analizó los avances en ciencia y tecnología; y las crecientes exigencias ambientales de trazabilidad y minimización de CO2 en el comercio de insumos energéticos, -entre ostros aspectos-, para concluir en que hay oportunidades para potenciar en Entre Ríos a la producción de biocombustibles en general y en particular de aceite de tártago o ricino.

Nada mejor que exponer los hechos.

1940. EEUU despliega exitosamente sus “fortalezas volantes” sobre Alemania y luego Japón. Tenían una ventaja. Volaban muy alto. Es que sus motores utilizaban un aceite que no se congelaba a bajas temperaturas: el aceite de tártago, o ricino. Esto creó una demanda mundial y fue un espaldarazo para el norte entrerriano y sur de corrientes. El aceite de tártago no es comestible, y tiene (hoy) múltiples aplicaciones industriales de punta (polímeros).

Fines de 950. La I+D+i de la industria Petroquímica de EEUU, logra desarrollar aceites sintéticos con iguales virtudes que el tártago. Cae la demanda mundial y la producción local del aceite de tártago desaparece. Un ambicioso plan industrial del Gobierno de Corrientes, Gobernador Piragine Niveiro queda en los papeles.

1964. Charles Gaulle, Presidente Francés visita Córdoba. En la Universidad Nacional de Córdoba se exponen productos franceses. Se destaca la Industria del plástico y sus derivados: cascos de obreros, vías de tren, partes de automóviles, aviones y motos de plástico duro. Su insumo: el aceite de tártago o ricino. Las urgencias y necesidades están en la base de la innovación:

El primer motor diésel desarrollado en Alemania a fines del siglo IX funcionaba… con aceite de ricino. La Francia de De Gaulle alentaba la industria Oleofinica (originada en aceites vegetales) que traían de África, no la Petroquímica. (1).

A nuestro juicio, Entre Argentina y Francia en la década del 60´ había una cercanía estratégica: Habrá inversiones de plantas químicas, automotrices que ya empiezan en 1959; puntualmente en Entre Ríos, es de destacar que durante el Gobierno del Dr. Carlos Contín, en 1964 se lleva adelante, la radicación (luego fallida) en La Paz E.R. de 160 familias francesas argelinas con todo el equipamiento para el trabajo agrícola necesario.

Es posible pensar (un ejercicio contra fáctico) que posiblemente de no haber sido afectada por un golpe Militar en 1966 el gobierno constitucional del DR ILLIA, su el Plan de Desarrollo, preparado por el CONADE, Consejo Nacional de Desarrollo, seguramente podría haber dado encontrado nuevas oportunidades a la producción de aceite de tártago o ricino en el norte de Entre Ríos.

1990. El crecimiento económico de países como China e India y su demanda de proteínas posiciona a la soja como producción estrella en EEUU, Brasil, Argentina. Ello y la amenaza en ciernes del agotamiento de los recursos energéticos fósiles, alienta la producción de combustibles de origen biológico (soja, maíz, palma especialmente). La Soja y maíz destinados a biocombustible compiten en el uso de la tierra con los usos alimenticios, y encarecen la dieta de la población. Un ejemplo: EEUU compra a México grandes cantidades de maíz (base de la dieta alimentaria mexicana) para “cortar” el combustible de origen fósil.

2020. La soja adquiere un lugar importantísimo en la elaboración de biocombustibles a nivel mundial y en la zona central de Argentina. También el maíz (Córdoba) y la caña de azúcar (Tucumán) como base del etanol. El aceite de palma en Colombia, hoy está en retroceso. Es sabido que La soja tiene efectos ambientales indeseables cuando se constituye en monocultivo y afecta la perdida de suelos. Además, el uso de discutidos pesticidas y herbicidas es señalada por su riesgo a la salud humana. Las provincias argentinas donde se asienta la mayor producción de biocombustibles de 1ra generación preparan un proyecto para aumentar la proporción de bioetanol en las naftas y diésel de producción nacional del 12% al 30%.

2020- 2024. Se afirman los biocombustibles de segunda generación. La Carinata y la Camelina (biofuels con demanda como combustible de aviones) la Colza, el Cártamo. Todos con muy bajas emisiones de CO2. Fuentes privadas estiman ya que cubren en Argentina. 45.000 has. Su producción se hace en las provincias pampeanas y en Entre Ríos en sus mejores tierras.

2024 India, China, Brasil y Etiopía lideran la producción mundial de Aceite de tártago. Argentina produce menos del 1% de estos líderes. Tártago se produce hoy en Santiago del Estero, Tucumán, San Luis, Catamarca, Formosa, entre otras provincias, en tierras marginales. El mercado latinoamericano de aceite de ricino aumenta a valores cercanos al 4% anual. Entre Ríos no tiene producción de tártago, pero vaya paradoja, crece en forma silvestre en ámbitos urbanos.

Conclusiones y propuestas

Dado los avances en ciencia y tecnología, aparición de usos industriales en transporte, automotriz, aviación, aeroespacial, la necesidad creciente de reducir el CO2 en las ciudades, el transporte y la industria , las crecientes exigencias ambientales de trazabilidad y minimización de CO2 en el comercio mundial de insumos energéticos hay oportunidades para potenciar en Entre Ríos la producción de biocombustibles en general y en particular de aceite de tártago o ricino. Es una fuente de divisas para argentina que se puede multiplicar. Por el impacto económico y social que podría tener la producción de tártago o ricino en las economías de los departamentos de La Paz, Feliciano, Federal, Villaguay de Entre Ríos, y Departamentos de Sauce y Esquina en Corrientes, sería importante ponerlo en el radar de productores, cooperativas, gobierno provincial, municipios, y organismos I+D+i. radicados en nuestra provincia. Evaluar rigurosamente su viabilidad agronómica, económica, social y ambiental y trabajar en conjunto.

Biocombustibles de segunda generación como el tártago (y también el cártamo), podrían a nuestro juicio, potenciar las posibilidades de empleo en la industria y el agro de E.R. y el postergado Centro Norte. Diversificar su perfil productivo y contribuir a afianzar un desarrollo sostenible más allá de nuestras fronteras.

A nivel micro debe tenerse en cuenta que desde el punto de vista técnico, con las adaptaciones del caso, un tractor rural puede funcionar con biocombustibles al 100%, como era el objetivo de Rudolf Diésel en 1893.

Estudios publicados en revistas internacionales revelan que la utilización del aceite de tártago genera una reducción de las emisiones de CO2 en la atmósfera, en toda la cadena de producción, de entre 60% y 78 % respecto de combustibles fósiles. Un aporte en la lucha contra el calentamiento global a la cual estamos comprometidos.

Francia, Alemania, Italia, no tienen históricamente, producción de petróleo significativa. Estos últimos años países como Noruega y Gran Bretaña lo producen desde plataformas en el mar. Estas carencias y necesidades estructurales en Europa Occidental explican los recientes acuerdos de Alemania con Rusia para abastecerse con petróleo y gas ruso, frustrados por la agresión de Rusia a Ucrania. Más cerca nuestro Brasil se prepara para invertir el corte en los combustibles: 70% bioetanol y 30% de combustibles fósiles.

En la actualidad, las empresas y Gobiernos de la Unión Europea, EEUU y China invierten fuertemente en I+D+i para descarbonizar sus ciudades, el transporte y la industria. Al mismo tiempo definen políticas e incentivos para un desarrollo industrial sostenible en el futuro y asegurar la progresiva trazabilidad ambiental en todas las actividades.

El autor, Oscar G. Barbosa, es ex profesor universitario.

(UNC, UNER, UNL, UAP). Diseño la carrera de Posgrado “Especialización en Desarrollo Industrial Sustentable y Tecnología”. FCE, UNER aprobada por el C.D. de la FCE de UNER y fue si Director hasta el 2012.

obarbosa29@gmail.com

Autor: Oscar Barbosa

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