Rodolfo Rossi tuvo a cargo la apertura de lo que se presenta como la más rigurosa cartografía del cultivo de soja en Argentina, con sus particulares ambientes y los diversos cultivares adaptados a cada uno de ellos.
El presidente de AcSoja dio cuenta del estudio que se basa en una labor ardua y de precisión que tuvo a empresas privadas, el INTA y universidades como protagonistas. El objetivo es llevar adelante una tarea de seguimiento que está recorriendo la mitad del camino trazado y busca evaluar tanto el tenor proteico de la soja como sus componentes nutricionales.
“El antecedente sobre la calidad de la soja tiene que ver con la proteína y el aceite que la componen, y una parte tiene que ver con la biotecnología, particularmente en el momento del llenado y en los comportamientos en la diversidad de ambientes. Siempre hubo énfasis en el rendimiento y creo que hubo una ausencia en investigación puesto que se paga por peso y no por calidad”, trazó el especialista.
Rossi señaló que las variedades actuales tienen una producción menor de proteína, y una correlación negativa entre proteína y aceite, adjunta a una positiva relación entre aceite y rendimiento; y una correlación débil entre rendimiento y proteína.
Aclaró también que hay que hacer una distinción entre las variedades genotípicas y sus comportamientos en cada contexto ambiental.
Para ilustrar la evolución en los porcentajes de proteína y aceite de soja en los acopios de la zona núcleo en los últimos 25 años, Rossi compartió el siguiente gráfico:
Señaló que el contenido de proteína y la estabilidad en la región Pampeana (años 2017/18) y muestra un promedio de 36.40 esa región, y 33.85 en el sur.
Los factores ambientales y su incidencia
– La temperatura tiene un impacto mayor durante el llenado del poroto y por ello impacta más en el porcentaje de aceite que sobre la proteína. Una mayor temperatura en el llenado incide en el aumento del porcentaje de aceite, consiguiente óptimos rendimientos entre los 25/28°C; y mermas en la proteína en temperaturas en torno a los 20°C.
– El estrés hídrico tiene un impacto importante en el rendimiento, impactando levemente en el porcentaje proteínico del grano.
Rossi agregó entre los factores ambientales a la menor latitud como un mejor escenario para la mejor producción de aceites y proteínas. Asimismo, la longitud también incide en el valor proteico. También la luminosidad se vincula positivamente al momento del llenado, y los buenos registros hídricos justifican en mayor medida el incremento proteico en el grano de soja. Por supuesto, es determinante además la disponibilidad de nitrógeno en el suelo.
Apuntó también a las fechas de siembra y la elección del grupo de madurez, y en eso atrasar le fecha de implantación se encontraron relaciones positivas en el porcentaje de aceite y proteína. Del mismo modo, se observan mejores registros constitutivos de los granos en los grupos de madurez más largos. Por supuesto, la presencia de N es un factor determinante en los registros que cualifican.
El colofón de este asunto es que los contenidos proteínicos de la soja impactan en la calidad de las harinas, y con ello en descuentos o rechazos. En la industria el secado y descascarado de granos impacta negativamente en la capacidad de molienda de las plantas.
¿Cómo se mide el valor de los granos y sus harinas?
Las proteínas difieren en su valor nutritivo por el contenido de aminoácidos esenciales (AAE) y la digestibilidad puesto que no son sintetizados por los mamíferos. Es a través de los Key AA, que hacen referencia a la sumatoria de mayor relevancia para la alimentación animal y piensos.
La soja y las harinas han sido valoradas primeramente sobre una medida indirecta de la proteína cruda que no es el mejor modo de medir valores de agranos y harinas pues sobreestima el valor de los aminoácidos (verdadera proteína) en altos niveles de proteína. Por otro lado, no aporta información sobre la calidad de la proteína.
Rossi definió tres planos de esta cartografía de la soja en Argentina:
a) Muestreo a nivel exportación (etapa 1)
Se analizaron las plantas con mayor volumen de exportación y en función de ello se determinó la cantidad de plantas para tener un muestreo representativo. Se incluyeron algunas plantas de menor porte en el interior.
b) Regional (etapa 2)
El INTA con sus agencias de extensión y en función del área de siembra relativa a cada región sojera, pone el foco en el productor como primer eslabón.
c) Investigación (etapa 3)
Hacer base en los estudios de la Recso e integración de los investigadores para analizar estrategias de trabajos científicos sobre temas críticos que surjan de un análisis global.