Técnicos entrerrianos visitaron el Laboratorio de Evaluación de Adyuvantes y Formulaciones (LEAF) de la compañía Rizobacter, ubicado en su planta de la ciudad bonaerense de Pergamino. La recorrida sucedió a instancia de una invitación de la misma empresa, en sintonía con la firma Agrofe Campo y permitió conocer de primera mano un centro de investigación, primero en Hispanoamérica, dedicado a obtener datos que permitan mejorar la práctica desde el punto de vista productivo y ambiental.
María Belen Aguer, responsable del laboratorio, contó a Campo en Acción que el espacio funciona desde el 27 mayo y que “nació en particular para ponerle números a lo que decimos, porque lo que no se puede medir no se puede mejorar”.
La experta en química precisó que la tarea consiste en medir “cada paso de una pulverización y cómo podemos aportar a mejoras con los coadyuvantes en cada uno de esos aspectos. Además nos autoevaluamos en base a la comparación”. Dijo que la inversión inicial se fijó en 500.000 dólares, pero que la evolución permanente para elevar estándares ya superó esa cifra.
Aportó que “tenemos muchas consultas, relacionadas a, por ejemplo, cómo hacer una buena mezcla, un buen orden, qué es un tensioactivo, cuantos hay, para que sirven los adyuvantes”. Especificó que “cuando uno agrega un adyuvante a un caldo está agregando tecnología y se debe saber qué problema se pretende solucionar. Hay que demostrar que ese adyuvante compatibilizante hace que algo para mejorar algo no era estable”.
La especialista puso en valor que cuentan con equipamiento de respaldo que les permite decir qué producto usar en cuanto a tensioactividad, de acuerdo al caldo que se tenga. “Debemos poder dar respuestas cuantitativos y cualitativos bien fuertes”, determinó.
Consideró que “una buena formulación es indispensable para pensar en una buena pulverización considerando el PH y la dureza sobre todo” y remató: “Hablando de deriva hay que estar muy atentos para hacer una pulverización efectiva en, por ejemplo, áreas periurbanas”.
Para Aguer, es fundamental la importancia de un corrector secuestrante, si se quiere lograr una buena calidad de agua, primero conociendo la capacidad de sucuestro, es decir cuánto producto se necesita para corregir la dureza y como actúa. Puso en valor que se impone conocer si el producto va a actuar formando una sal que precipite, que pueda tapar boquillas, filtros, o que quede adherido a las paredes del tanque. “Nuestro corrector disuelve el calcio y el magnesio”, definió y siguió: “Es fundamental tener una buena corrección de agua, el factor predominante es la dureza y haciendo que el PH quede en un rangos seguros, y a eso lo podemos lograr con nuestro corrector”.
La profesional recomendó hacer al menos un análisis de agua al año, pero señaló que lo ideal es hacer dos; antes del barbecho y pre siembra. “Los parámetros cambiar de acuerdo a su fue o no un año llovedor” tiró y avisó que en el laboratorio tales análisis son gratuitos.
Ponderó que cuentan con un proyecto de información geo referenciada, presto a entrar en vigencia durante julio, que no es otra cosa que un mapa de calidad de agua georeferenciado. Cuentan con el respaldo de más de 20.000 muestras ya realizadas.
A los tensioactivos también los definió como fundamentales. “Vemos que las mezclas son cada vez más complejas y la tensión superficial del agua permite dividir entre una aplicación efectiva y otra que no lo es. Hacemos un ensayo que demuestra que una gota de agua sin tensioactivo rebota o rueda y con tensioactivo impacta, colapsa y queda en el lugar”.