La Asociación Argentina de Criadores de Shorthorn se prepara a celebrar en 2023 el bicentenario de la introducción de la raza en el país. Los registros indican que en 1823 arribó Tarquino al país; el primer toro Shorthorn de raza británica.
Esta importación de genética bovina británica y la introducción del alambrado, son considerados por la Asociación Argentina de Criadores de Shorthorn, como los dos hitos más importantes para el desarrollo de la ganadería argentina.
La expansión territorial de la raza marca que actualmente la mayor cantidad de rodeo Shorthorn, se encuentra en la Cuenca del Salado, en territorio bonaerense. Pero también hay muchos ejemplares distribuidos por ejemplo en Chubut, Entre Ríos, Santa Fe y Chaco, ya que se trata de una raza muy plástica.
Cuentan desde la entidad que agrupa a los cabañeros que Shorthorn tiene un gran potencial como herramienta para cualquier planteo ganadero de alta producción, ya sea como raza pura o cruzante. Permite introducir su calidad de carne, mansedumbre, precocidad y capacidad de engrasamiento en muy poco tiempo.
“Llegar a los 200 años con el Shorthorn me llena de orgullo y alegría, y más aún de la forma en la que lo hicimos”, expresó Alejandro Ferrero, presidente de la Asociación Argentina de Criadores de Shorthorn, en diálogo con El ABC Rural, luego del anuncio oficial de los 200 años de la raza en el país.
“El Shorthorn es un animal que tiene un gran potencial como herramienta para cualquier planteo ganadero de alta producción, ya sea como raza pura o cruzante”, recordó. En esa línea de trabajo, el entrevistado, destacó que permite introducir su calidad de carne, mansedumbre, precocidad y capacidad de engrasamiento en muy poco tiempo”.
Desde la Asociación Argentina de Criadores de Shorthorn realizarán diferentes celebraciones del bicentenario. “Serán en la próxima exposición de otoño en la ciudad de Azul, Buenos Aires; la Rural de Palermo; exposiciones nacionales y concentración de novillos en el mercado de Liniers”, informó Ferrero.