Rubén “Polo” Ruiz redujo de cinco a dos la cantidad de hectáreas ocupadas con sus frutales. El motivo es el ataque de loros a sus manzanas, duraznos e higos. Alguna variedad de ciruela y los limones son los que sobreviven al acecho de las aves que abundan en su zona, Colonia Federal.
De su labor eligió contar a Campo en Acción que “la producción es diferente cada año, no es la panacea lograr frutales en Entre Ríos, pero tampoco es difícil. Lo que más nos perjudica es la plaga del loro. En mi caso acabamos de dejar el trabajo en una hectárea y media por los ataques e hicimos lo mismo en otra media donde había duraznos. Sin embargo, vamos porfiando y buscando alternativas”.
En su opinión, el sector no despega como debería por falta de políticas públicas, “cuando la naturaleza no lo hace el hombre debe hacerlo” tiró y siguió: “Hemos manifestado la preocupación a las autoridades, pero no logramos respuestas. Creo que incluso los ambientalistas deberían sumarse para alcanzar una solución”. De no mediar un drástico giro en el actual estado de las cosas cree que “los pequeños productores vamos a desaparecer y quedarán las empresas grandes que pueden controlar loros y manejar el mercado”.
En su chacra La Gloria están abocados al cultivo tanto de duraznos, como ciruelas, manzanas, higos y limones y proyectan sumar mandarinas y naranjas. Confió que no usan insumos químicos pero que tampoco cuentan con certificación. “Hacemos lo que aprendimos hace mucho tiempo”, deslizó al dejar en claro que toman las técnicas de sus antecesores.
El plan, para escapar del perjuicio de los loros es poner el mayor esfuerzo en la citricultura y reconvertir el establecimiento para tener variedades todo el año. “Cultivar más durazno, manzana o ciruela seria como chocarnos con una pared porque los loros no nos dejan en paz” definió.
Especificó que “algunos dicen que esta tierra no es para el citrus, pero con los limones a mí me va muy bien. Hay que asignarle mucho esfuerzo físico en el control de malezas, pero salimos adelante”.
En su opinión, el hombre que prevé trabajar hasta que le dé el cuero y que vende hasta en Paraná, Santa Fe y Concordia, “para consumir más lo que se hace en Entre Ríos los gobiernos deberían poner en valor la tierra y el saber de los que vivimos en ella”.