Todo indica que en cuestión de días sucederá el relanzamiento de la Cámara de Productores de Leche de Entre Ríos (Caproler). Se trata de una entidad llamada a defender los intereses de los tamberos entrerrianos que perdió visibilidad a la sombra de la desorganización del sector.
Empero, con el ímpetu de una decena de productores la entidad vuelve a instalarse como faro de referencia en favor del tambero.
La razón es una verdad que sufren a diario y Sergio Borré la describió de manera cristalina en diálogo con Campo en Acción por el aire de LT 14 Radio Nacional General Urquiza: “Para estar ordenados deberíamos cobrar dos kilos de maíz por cada litro de leche. El kilo de maíz vale 240 pesos y el litro de leche está a 130 pesos, esa es la realidad. Y el consumidor la paga 600”.
Complementó al subrayar que “nos juntamos para discutir qué hacer con esa situación y la lechería entrerriana en general y acordamos relanzar Caproler para defendernos. Integrar equitativamente la cadena es el objetivo”.
El productor de Don Cristóbal Primero ponderó que poner en orden administrativamente a la Cámara lleva su tiempo y que trabajan para llegar a la asamblea general antes de fin de año y, de ese modo, oficializar la entidad para que se asocien quienes lo deseen.
“Buscamos mejorar desde lo gremial y lo productivo. El tambo brinda mucho y eso se tiene que ver, como la mano de obra local que demanda y el desarrollo económico que genera”, especificó.
Acerca del porvenir, confió su mirada estratégica del asunto al decir que “la continuidad laboral de los jóvenes en el tambo depende mucho del trabajo que se haga en la familia. Si el establecimiento se moderniza y tecnifica los jóvenes se entusiasman para seguir”.
Acerca de Borré hay que decir que su tambo funciona en la zona desde 1980 cuando su padre comenzó en el sector con ocho vacas. Hoy en día tiene casi 180 ejemplares en ordeñe y el manejo corre por cuenta de él mismo y su esposa desde 2014. La materia prima que obtienen es entregada en la planta de La Sibila, en Nogoyá.
“En la zona quedan pocos tamberos, se han ido cerrado por diferentes situaciones. En algunos casos, los animales de los tambos que cerraron fueron a feria y en otros se redistribuyeron en los establecimientos vecinos”, tiró al proponer una descripción del escenario en que trabaja.
Y siguió con que “la sequía nos maltrató, pero el mayor desfasaje es el económico con la suba de los pecios de los insumos y el dólar. El clima nos obligó a seleccionar el rodeo para dejarlo más productivo, pero el valor del dólar es algo inmanejable y eso mueve a toda la actividad al instante, menos el precio de la leche. Nos queda achicarnos y afectar el futuro del tambo; pero vamos a seguir adelante. Estos pasajes no son agradables, pero es la realidad que nos toca”.