¿Quién es Barney Heymann, el experto alemán que trabaja en una planta industrial de María Grande?

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Barney Heymann es un veterano experto en la ingeniería aplicada a los alimentos, con una larga recorrida por el mundo asesorando o instalando fábricas. Lo descubrimos en el parque industrial de María Grande, aportando sus conocimientos a una industria entrerriana.

La charla siguió en la previa a un encuentro social en Estación Sosa, a pocos kilómetros de la primera localidad. Esto nos permitió descubrir a un hombre con una dilatada carrera profesional, observador de la diversidad cultural en todos los continentes, experto conocedor de problemáticas en procesos industriales, y siempre, con alternativas para superarlos.

—¿Dónde naciste y dónde vivís?

—Nací en 1957 y crecí en Stuttgart, esto es en el sur de Alemania y ahora vivo en Bönen, que es más o menos al centro de Alemania, cerca de la ciudad de Dortmund.

—¿Por qué elegiste tu profesión?

—Lo que al principio era más bien una broma, pronto se convirtió en una excelente decisión: como apasionado de la leche, decidí estudiar ingeniería de alimentos en la TU Munich-Weihenstephan, con especialización en productos lácteos. Este programa de estudios tan versátil me ha aportado muchísimo para mi carrera profesional.

—¿Cuantos años trabajando en la industria láctea en Alemania?

(Hace una pausa y se pone a contar con los dedos todos los países que ha recorrido trabajando para empresas vinculadas a la industria láctea y en los últimos años con su propio servicio). —“No solo Alemania, recorrí 24 países instalando equipos”

—¿Durante cuántos años lo hiciste?

—Aproximadamente 35. Es bastante. Desde la mitad del año pasado soy jubilado, pero siempre me gustó trabajar de esa forma, mi preocupación es siempre buscar nuevos caminos tanto en las cosas pequeñas como en las grandes, para probarlos, desarrollarlos más y difundir los nuevos enfoques si han tenido éxito. Para mí esta forma de trabajo es una aventura permanente, así que decidí continuar.

Finalizando la instalación de una fábrica en México

—¿Y por qué estás hoy en María Grande trabajando en una industria dedicada a la producción de implementos para la panificación?

—Cuando me jubilé, me registré en el SES*, que es una organización alemana que aporta el desarrollo técnico en otros países. En este caso, Leonardo Schepens (titular de la firma) solicitó al SES un experto para ayudarle a mejorar la construcción del horno, y aquí me vine.

—¿Y qué parte del horno estás tratando de mejorar?

—Se trata de una reingeniería del intercambiador del calor, para lograr más eficiencia en el uso de la energía. Así que estamos tratando de mejorar la tecnología del horno, de forma que producir se haga más económico, logrando hacer más eficiente en el uso de su energía, en este caso, gas.

—¿Ya habían hecho algún desarrollo previo?

—Sí, han hecho varias reformas de este intercambiador, pero yo creo que hemos logrado una construcción nueva que permite agrandar la superficie de intercambio hasta más o menos cuatro veces de lo que teníamos anteriormente, y eso te da mucha más eficiencia.

—¿Cómo se van a ver estas mejoras?

—Este aporte significará, en primer lugar, un gran beneficio para los clientes, el horno es más eficiente y permitirá hacer el mismo trabajo, la misma producción, con menos energía, menos de uso de gas. Y claro, también para Schepens, obviamente le va a mejorar en su perspectiva comercial, ya que ofrecerá productos con un standard de alta calidad en los hornos que fabrica.

—Volviendo a tu especialidad y tu vinculación con la industria láctea, ¿has trabajado en Argentina?

—Sí, estuve anteriormente en varias ciudades en Argentina. En Córdoba, también en Totoras y Rafaela en la provincia de Santa Fe, pero también muchos otros países en la región como Uruguay, Paraguay, Chile, Perú. Todos los proyectos, fueron desarrollados en mi vida anterior a jubilarme.

—¿Cuál es tu mirada de la industria láctea en esta región del mundo?

—Para mí, la lechería es la comida más importante en el mundo, y el origen de mi formación profesional, ya que me gusta mucho tomar leche y comer queso. Claro, en la industria lechera hay tipos diferentes, hay industrias más artesanales, pero hay también lecherías más industriales con estándares iguales como en Europa.

—¿Qué importancia tiene para la industria lo que piensan los consumidores?

—Sí, claro, para la industria el mercado es importante ya que el cliente final debe estar convencido que lo que come es un producto saludable. Entonces es muy importante explicar al cliente que los procesos son de alta calidad y muy seguro.

—En nuestra zona hay muchas pequeñas industrias ¿Cómo puede competir una empresa pequeña artesanal con una grande?

—Bueno, las empresas pequeñas más artesanales tienen ventajas con productos diferenciados. Yo creo que para producir la leche para beber es más fácil para una gran empresa. Pero un queso, por ejemplo, se puede producir artesanalmente. La ventaja de una producción artesanal es que les permite hacer muchas más de variedades y tal vez un mayor seguimiento del proceso productivo. En nuestra vida cotidiana, siempre hay momentos en los que -con el debido respeto a las soluciones probadas- debemos cuestionar los viejos conceptos y abrir nuevos caminos. La omnipresente frase, “siempre lo hemos hecho así”, no debería ser un argumento infalible contra el desarrollo y la innovación. Mi preocupación es siempre buscar nuevos caminos tanto en las cosas pequeñas como en las grandes, para probarlos, desarrollarlos más y difundir los nuevos enfoques si han tenido éxito.

Recorrió 24 países asesorando e instalando plantas industriales

—¿Cómo es la exigencia que tiene un consumidor alemán en diferencia con un francés, por ejemplo? ¿Que priorizan?

—Sí, hay diferencias entre Alemania y Francia. Lamentablemente, en Alemania la forma de comprar comida es más enfocada en el precio. Generalmente, hay excepciones, claro, en Alemania el foco es sobre el precio. Entonces, lo que exige la gente comprando alimentos son alimentos baratos. En otros países, como Francia, por ejemplo, el foco es la calidad. Los franceses están listos a pagar más, compran más de calidad y más variedad. Por eso en Francia hay más posibilidades, más de ofertas en el mercado de productos artesanales a precios más altos.

—¿Es razonable la protesta actual del sector agropecuario europeo?

—Los campesinos protestaron, eso es una situación actual. Se modifican leyes, se cambiaron un poco los planos de las políticas por esas protestas, pero han continuado protestando. Pero eso trata de la situación económica de los campesinos. Por otro lado, en Europa el cuidado ambiental es muy alto. Tenemos el Partido Verde en el gobierno que lucha para hacer una política saludable con conciencia al ambiente. Y es un gran tema que también para los consumidores está presente. Los productos saludables son bien identificados, y eso es resultado de conciencia sobre el ambiente y cadena de producción; esto sucede cada día más y es importante.

—Te vuelvo a la Argentina, la última. ¿Cómo ves al país y su sociedad?

—Una pregunta muy grande. Bueno, me gusta el país, claro, me gusta la gente y también es muy visible de todos lados que la situación económica es muy difícil para cada uno. Yo espero que la situación mejore.

Se queda hasta fin de febrero trabajando en la fábrica de hornos y luego dedica una semana a recorrer la ciudad de Buenos Aires. Cuando llegó, se tomó una semana en los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes. “Mi trabajo es una aventura y lo disfruto”, ilustra Barney. No hace falta aclararlo.

*El "Senior Experten Service" (SES) es un programa honorífico de asesoramiento liderado por expertos alemanes e implementado en Argentina a partir de un convenio de la Cámara de Industria y Comercio Argentino-alemana.

Fotos ilustrativas gentileza de Barney Heymann

Campo en Acción – Miguel Ruberto

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