El área destinada al trigo argentino se proyecta en 5,9 millones de hectáreas para el ciclo 2024/2025. Esta superficie representa una disminución del 6,9% en comparación con el promedio de las últimas cinco campañas. Respecto al ciclo anterior, se trata de la misma superficie, que no sufriría variaciones salvo factores climáticos y/o económicos adversos previo al inicio de las labores.
A pesar del elevado nivel de incertidumbre que arrojan los resultados preliminares, la situación actual se sitúa, a diferencia de las últimas 3 campañas, frente a un escenario agroclimáticamente favorable para la siembra.
Con la activación tardía del fenómeno de “El Niño”, que desencadenó lluvias abundantes durante marzo y abril sobre toda el área agrícola dificultando las labores de recolección de gruesa, se dio la recuperación al menos parcial de las reservas del perfil.
Esta recuperación apuntala la intención de siembra del cereal fundamentalmente sobre el margen oeste del área agrícola, donde la sucesión de temporadas invernales secas impactó negativamente causando, no solo una fuerte retracción del área sembrada desde la campaña 2021/22, sino también una considerable caída en la performance del cultivo, provocando mermas en la producción de hasta un 35% en la campaña 2022/23.
Sumado a ello, ciertas cuestiones de manejo (rotación de cultivos, preservación del suelo, control de adversidades biológicas y economía del agua) y la necesidad de refinanciamiento a partir de la siembra de un cultivo que pueda cumplir un doble propósito (cosecha de grano comercial o consumo como recurso forrajero) son otros de los factores que, en segunda instancia, también actúan a favor de la intención de siembra de trigo.