Poco más del 40 % de la producción nacional se conserva en silobolsas

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Lo que comenzó como una alternativa para resolver la falta de capacidad en acopios y puertos se convirtió en un verdadero cambio de paradigma en la poscosecha. El silobolsa, fabricado en polietileno y con una capacidad de hasta 200 toneladas de trigo por unidad, almacena entre 50 y 55 millones de toneladas de granos por año en Argentina.

“Esta tecnología se exporta a más de 50 países y se posiciona como un caso de innovación disruptiva, que desde los campos argentinos marcó un antes y un después en la forma de almacenar granos en todo el mundo”, aseguró Ricardo Bartosik, investigador del INTA, quien no dudo en especificar que, “el silobolsa puede tener un enorme impacto en el mundo, especialmente en esos países donde hay déficit de almacenamiento”.

En este sentido, dio un paso más al destacar que “el INTA fue un actor clave en todo el proceso, al sentar las bases tecnológicas para su implementación”.

Para el especialista, el futuro está en sumar valor tecnológico, “el próximo paso es incorporar sensores, inteligencia artificial y monitoreo remoto para anticipar problemas y garantizar trazabilidad. El silobolsa no es solo una bolsa: es un sistema que se está proyectando hacia la agricultura digital”.

“El silobolsa brinda ventajas logísticas y económicas clave: genera capacidad adicional en los campos, permite segregar granos, mantener su identidad y reducir costos. Además, se adapta a distintas escalas productivas, desde pequeños agricultores hasta grandes exportadores”, explicó Bartosik.

Además, indicó que este desarrollo aporta flexibilidad y eficiencia económica. “Permite segregar granos, mantener identidad varietal, bajar costos logísticos y generar capacidad extra en el propio campo, eso es innovación al servicio de la producción”.

En referencia a la tecnología, Bartosik reconoció que “el peor enemigo de la conservación de granos es la humedad” y, en este punto, recomendó que este aspecto es una limitante para el tiempo de conservación. Otro aspecto a tener en cuenta, según el especialista, es que “si bien el silobolsa es hermético y flexible, también es frágil”, por lo que aconsejó ser cuidadoso y realizar constantes monitoreos.

En esta misma línea, indicó que el INTA viene acompañando el desarrollo de mecanismos de monitoreo, así como para evaluar la hermeticidad de la bolsa.

El sistema también dio origen a un clúster nacional de empresas que desarrollan maquinaria, insumos, sellados y sistemas de monitoreo, consolidando un ecosistema tecnológico con más de 20 años de experiencia.

El silobolsa, fabricado en polietileno, ofrece una condición hermética que restringe el intercambio de gases, favoreciendo bajas concentraciones de oxígeno y mayores niveles de CO?, lo que protege la calidad de los granos. Ensayos con maíz, soja, trigo y girasol demostraron que, en productos secos, no se registran pérdidas de calidad durante al menos un año de almacenamiento, incluso bajo condiciones climáticas adversas.

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