La rotación es una práctica que viene en aumento y tiene importantes beneficios para el suelo. Es habitual ver la combinación trigo y soja, pero desde el INTA decidieron realizar un ensayo con siembra de trigo sobre rastrojo de maíz.
En este sentido, destacan que la soja y el maíz, como opción de cultivos en una rotación, promueven una baja eficiencia en el uso de los recursos disponibles (principalmente agua). Esto incrementó los costos de control de malezas y en regiones con promedio anual de lluvias superior a 800 mm, los dos cultivos de verano sólo utilizan el 60 a 70 % del recurso agua y una ocupación de lote de 5 a 6 meses al año, señalaron los técnicos en el informe.
“Cuando se analiza la eficiencia en el uso de los recursos disponibles (suelo, agua, clima), la secuencia trigo/soja surge como una de las opciones, aun considerando el posible menor rendimiento del cultivo de soja de segunda por el atraso de la fecha de siembra respecto al óptimo”, señala el trabajo. Además, destacaron que se aumenta la captura de recursos como radiación, agua y nutrientes, y propone un uso más intensivo del agua.
Por este motivo, aportaron que, para sembrar trigo sobre rastrojo de maíz, e incluso sobre rastrojos de soja de primera voluminosos se requiere una serie de recaudos. En primer lugar, se debe superar una barrera física colocando la semilla a una profundidad adecuada y en contacto con el suelo de una manera pareja.
Luego, en el caso de maíz se debe resolver la incorporación del fertilizante nitrogenado, asegurando así su disponibilidad en los momentos requeridos por el cultivo, y considerando un plus para superar los niveles de inmovilización de nitrógeno, que producen los residuos de cosecha. Por último, agragaron: “Realizar una adecuada elección de variedades con respecto al ciclo y con algún grado de tolerancia al frío durante el período vegetativo”.
Es importante que, a la hora de estudiar las alternativas, se analice la eficiencia en el uso de los recursos disponibles. “Esta forma de intensificación permite incrementar la producción de granos en una misma superficie, mejorando el resultado económico, y el flujo de capital y trabajo en la agricultura. No obstante, el diseño y uso de secuencias de cultivos obliga a considerar las interacciones que se generan”, remarcaron.
En este sentido, destacaron que una mayor eficiencia en el uso del agua empieza con una mejora en la capacidad de infiltración del agua de lluvia en los suelos, permitiendo su almacenaje y posterior aprovechamiento por los cultivos. Para lograr este objetivo, es importante que la siembra directa esté acompañada de una rotación de cultivos.
Explicaron que, en la región central norte, la ocurrencia de lluvias acompaña a los cultivos de verano y no a los cultivos de invierno. En este caso, el uso de variedades de soja e híbridos de maíz de ciclo más corto promueve la acumulación de excesos hídricos durante el otoño.
“Debido a la prevalencia de soja de primera, una rotación al 33% con maíz y trigo/soja es el primer paso para una intensificación, pero los ensayos muestran que no es suficiente para equilibrar la pérdida de carbono en los sistemas agrícolas de la región. Una rotación con el 50% de trigo/soja y el 50% de maíz consigue alcanzar ese equilibrio “, concluyó el informe.