Para Rosgan, la suba del precio de la carne "es sin precedentes"

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A la luz de lo observado en los últimos meses, los precios de la carne vacuna en el mundo muestran un recorrido alcista sin precedentes. En agosto, el índice de precios de la carne elaborado por la FAO registró una suba del 2% respecto a julio y consolidó un nuevo récord nominal con 143,2 puntos básicos.

Se trata de una tendencia al alza para este indicador, que ya acumula nueve meses consecutivos de incremento. Solo en lo que va del año, la suba acumulada es del 10,6%, mientras que, respecto a agosto del año pasado, la mejora asciende al 13,5% interanual. El último máximo registrado había sido en marzo de 2022, en plena salida de la pandemia, con 136,4 puntos básicos.

¿Pero qué fundamentos sostienen esta suba? Como pocas veces se ha visto —al menos en la historia reciente— se observa una confluencia de factores alcistas tanto en la demanda como en la oferta. En este sentido, gran parte de la tensión en el balance mundial responde a un desbalance interno de Estados Unidos que afecta ambos frentes de la ecuación. Es decir, siendo uno de los principales exportadores de carne vacuna en el mundo, siempre ha tenido una posición definida como importador.

Sin embargo, en los últimos años este rol ha cobrado mayor preponderancia debido a la escasez de producción que enfrenta a nivel local.

Recordemos que, tras un prolongado y severo período de sucesivas sequías sumado a una muy baja rentabilidad para el sector, Estados Unidos ha atravesado un proceso de liquidación de su stock que ya lleva casi siete años, y que lo condujo a la cifra más baja de los últimos 75 años (87,6 millones de cabezas). Aun sin mostrar señales claras de recuperación, el actual escenario de precios elevados continúa incentivando la faena de hembras jóvenes que, en un contexto semejante, deberían estar siendo retenidas para asegurar la reposición.

En la medida en que esta retención comience a concretarse, la oferta local se verá aún más restringida y, por ende, aumentará la necesidad de abastecimiento externo, actualmente estimada en 2.2 millones de toneladas.

Según proyecciones del USDA, para 2026 se espera que la producción local caiga un 1,8%, hasta unos 11,6 millones de toneladas, el nivel más bajo desde 2016, frente a un consumo doméstico que, según el organismo, seguiría creciendo. Todo esto, en conjunto, agregaría aún más presión sobre los precios, que ya se encuentran en máximos históricos.

Mientras tanto, como si no faltase presión en este balance, el propio gobierno norteamericano se autoimpuso otras restricciones que también afectan la capacidad de abastecimiento externo. Por un lado, el avance del gusano barrenador del ganado en la frontera con México, llevó a cerrar de forma indefinida el acceso de animales en pie que normalmente abastecían los feedlots locales.

Pero, además, una disputa más política que comercial ha llevado a imponer aranceles de ingreso casi prohibitivos para la carne proveniente de Brasil, que hasta el mes pasado era su principal abastecedor externo. En definitiva, EE.UU. enfrenta hoy una combinación de oferta limitada con una demanda local mucho más fortalecida de lo esperado, que se incorpora a un balance mundial igualmente ajustado.

En este sentido, este cambio de fase hacia un proceso de retención que restringiría aún más la oferta ganadera se está dando simultáneamente en varios de los principales exportadores de carne vacuna.

Se trata de un escenario que varios analistas a nivel internacional vienen anticipando, y es precisamente esta posible confluencia de fases de retención tanto en EE.UU., como en Brasil, Australia e incluso Argentina, lo que en definitiva impone mayor tensión en los precios de la carne, ya que estos cuatro países representan en conjunto cerca del 60% del comercio mundial.

Aunque los cuatro registran caídas significativas en sus stocks, los factores desencadenantes difieren tanto en su naturaleza como en su temporalidad. En el caso de Australia, si bien —al igual que EE.UU. ha sido afectada por una sucesión de sequías muy severas y prolongadas, lo cierto es que no solo ya ha iniciado su proceso de reconstrucción del stock, sino que, además, a lo largo del mismo ha logrado mejoras sustanciales en términos de eficiencia productiva.

Esto le permite ser el país mejor posicionado para capturar mayores oportunidades comerciales dentro de este escenario, sin comprometer la evolución de su stock.

De acuerdo con las últimas proyecciones del Meat & Livestock Australia (MLA), la producción de carne vacuna australiana alcanzaría un récord de 2,79 millones de toneladas este año, para luego descender ligeramente en 2026 y 2027, aunque permaneciendo como los dos períodos de mayor producción después del actual récord.

Lo destacable de estas proyecciones es que, a diferencia del pico de producción anterior, ocurrido hace una década cuando una grave sequía forzó el inicio de esta gran liquidación ganadera, la fuerte demanda mundial y la mejora en la eficiencia de todo el sistema de producción —con un ganado más joven y pesado llegando a los corrales de engorde— impulsarán un crecimiento sustentable de la producción. Fuente: Rosgan

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