Noviembre terminó con un panorama sanitario aceptable para los maíces tempranos: más del 90% de los cultivos se encuentran ya en estadios reproductivos y, por tanto, fuera del período de susceptibilidad a chicharrita. La ausencia del vector sigue predominando en todas las regiones, aunque se debe prestar especial atención a algunos focos neurálgicos en las zonas endémicas y en Corrientes.
En el Litoral, el 62% de las localidades monitoreadas no registró capturas, y el 24% presentó el menor nivel de presencia. Sólo en algunas localidades de Corrientes se sobrepasaron esos niveles, particularmente en Mercedes. Casi la totalidad (97%) de las trampas se encontraba en lotes con maíz.
En la zona endémica del NOA, la chicharrita estuvo ausente en el 46% de las localidades, mientras que en un 37% las capturas registró el nivel mínimo (1 a 4 adultos por trampa). En un 2% aparecen puntos neurálgicos, particularmente en Alto Verde (Tucumán), correspondientes a lotes destinados a producción de choclo o semillas. Cerca del 9% de las trampas de la región se ubicó en lotes con maíz.
En el NEA, el 62% de las localidades siguió sin detecciones de Dalbulus maidis, mientras que un 24% presentó las capturas más bajas. Un 3% de las localidades históricamente endémicas presentó niveles de detección altos: Juan José Castelli en Chaco, y Comandante Fontana y Las Lomitas en Formosa. El 43% de las trampas del NEA se situó sobre lotes de maíz.
La región Centro-Norte se mantuvo estable, con un 89% de las localidades sin detecciones del vector, y el resto, con capturas mínimas. El 77% de las trampas se situó sobre lotes maiceros.
En cuanto al Centro-Sur, la ausencia de chicharrita continuó en el 95% de las localidades, mientras que el resto estuvo en la categoría mínima. Un 66% de las trampas estuvo sobre lotes con maíz.
Para los expertos de la Red Nacional de Monitoreo es clave mantener los monitoreos a lo largo del año, tanto con trampas como con observación de cultivos, y tanto en las zonas de maíces tempranos (especialmente si ya cesaron las intervenciones), como en las áreas de siembra tardía, donde los maíces voluntarios (“guachos”) pueden favorecer la supervivencia y multiplicación de la plaga y sus patógenos.