El Niño/Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera.
Este fenómeno tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo. Gracias a los progresos científicos alcanzados en cuanto a la comprensión y la modelización del ENOS, las competencias de predicción han mejorado en escalas temporales de uno a nueve meses de antelación, lo que ayuda a la sociedad a prepararse para los peligros asociados a ese fenómeno, tales como las fuertes lluvias, las inundaciones y las sequías.
Según los datos difundidos por la Organización Meteorológica Mundial, seis importantes conjuntos de datos sobre temperatura de ámbito internacional, confirman que los últimos ocho años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia a escala mundial. A ello ha contribuido el aumento constante de las concentraciones de gases de efecto invernadero y la acumulación de calor.
En 2022, la temperatura media mundial superó en aproximadamente 1,15 [de 1,02 a 1,27]°C los niveles preindustriales (1850-1900). Así, 2022 es el octavo año consecutivo (2015-2022) en el que las temperaturas mundiales anuales han superado en al menos 1 °C los niveles preindustriales, según todos los conjuntos de datos compilados por la OMM. Los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia son los comprendidos entre 2015 y 2022. A medida que pasa el tiempo, cada vez es más probable que se rebase, transitoriamente, el límite de 1,5 °C establecido en virtud del Acuerdo de París.
El actual episodio de La Niña —sumamente persistente, dado que ahora se encuentra en su tercer año— ha ejercido un efecto de enfriamiento a raíz del cual 2022 no ha sido el año más cálido jamás registrado, sino "solo" el quinto o sexto más cálido. Pero este efecto de enfriamiento será efímero y no invertirá la tendencia de calentamiento a largo plazo provocada por los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera. Según el boletín de la OMM El Niño/La Niña Hoy, hay aproximadamente un 60 % de probabilidades de que La Niña se mantenga durante los meses de enero a marzo de 2023, y después de ese período deberían instaurarse unas condiciones neutras con respecto al fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), esto es, no debería formarse ni un episodio de El Niño ni uno de La Niña.
La temperatura media decenal para el período de 2013 a 2022 se situó 1,14 [de 1,02 a 1,27]°C por encima de los niveles preindustriales de referencia (1850-1900). Esta cifra contrasta con los 1,09 °C registrados entre 2011 y 2020, según datos publicados en el Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), e indica que el calentamiento a largo plazo continúa.
Dramáticos desastres meteorológicos
"En 2022 nos enfrentamos a diversos desastres meteorológicos trágicos que se cobraron demasiadas vidas y medios de subsistencia y socavaron la seguridad sanitaria, alimentaria, energética e hídrica, así como las infraestructuras. Amplias zonas del Pakistán quedaron inundadas, y ello acarreó importantes pérdidas económicas y humanas. Se produjeron olas de calor sin precedentes en China, Europa, América del Norte y América del Sur. Además, la pertinaz sequía que azota el Cuerno de África amenaza con provocar una catástrofe humanitaria", declaró el Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas.
Todo apunta a que el calentamiento global, así como otras tendencias de cambio climático a largo plazo, se mantendrán fruto de los niveles récord de gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera. En 2022, olas de calor extremas, sequías e inundaciones devastadoras afectaron a millones de personas y causaron pérdidas valoradas en miles de millones, según la versión provisional del informe de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2022. A finales de diciembre, tormentas de gran intensidad afectaron a amplias zonas de América del Norte. Los fuertes vientos, las copiosas nevadas y las bajas temperaturas provocaron alteraciones generalizadas en la parte oriental del subcontinente, mientras que en la parte occidental, fueron las intensas lluvias, las nevadas en las montañas y las inundaciones las que se dejaron sentir con fuerza.
"Debemos mejorar la preparación ante estos fenómenos extremos y velar por la consecución del objetivo marcado por las Naciones Unidas de lograr alertas tempranas para todos en los próximos cinco años", afirmó el profesor Taalas. "En la actualidad, solo la mitad de los 193 Miembros de la OMM dispone de servicios adecuados de alerta temprana, lo que agrava el balance de pérdidas económicas y humanas. También cabe mencionar las grandes deficiencias en las observaciones meteorológicas básicas en África y los Estados insulares, lo que merma en gran medida la calidad de los pronósticos meteorológicos".
Interpretación de las cifras
Para que la evaluación de la temperatura sea lo más fidedigna posible, la OMM recurre a seis conjuntos de datos internacionales. Esos mismos datos se utilizan en los informes anuales sobre el estado del clima que la Organización elabora para comunicar a la comunidad internacional los indicadores climáticos mundiales.
El lugar que cada año concreto ocupa en la clasificación global debe interpretarse desde una perspectiva a largo plazo, en especial porque las diferencias entre años específicos a veces son mínimas. Desde los años ochenta, cada nuevo decenio ha sido más cálido que el anterior, y se prevé que esa tendencia continúe.
Los ocho años más cálidos se han dado todos desde 2015, y los tres primeros lugares de la clasificación corresponden a 2016, 2019 y 2020. El episodio de El Niño excepcionalmente intenso que se produjo en 2016 contribuyó a que se registraran temperaturas mundiales sin precedentes.
La OMM usa conjuntos de datos basados en datos climáticos procedentes de emplazamientos de observación y de buques y boyas que forman parte de redes marinas mundiales. La elaboración y el mantenimiento de esos conjuntos de datos corresponden a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos, el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), el Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia del Reino Unido (HadCRUT) y el grupo Berkeley Earth.
La OMM también utiliza conjuntos de datos de reanálisis del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF) y su servicio de Copernicus relativo al cambio climático, así como del Servicio Meteorológico del Japón (JMA). Mediante un modelo meteorológico, se combinan millones de observaciones meteorológicas y marinas, incluidas las satelitales, para producir un reanálisis completo de la atmósfera. La combinación de observaciones y resultados de modelos permite estimar las temperaturas que se dan en cualquier momento y en cualquier lugar del planeta, incluso en zonas para las que se dispone de pocos datos, como las regiones polares.
Según el conjunto de datos de Berkeley Earth, y también según los reanálisis ERA5 y JRA-55, 2022 fue el quinto año más cálido en términos nominales. Si se tienen en cuenta los conjuntos de datos HadCRUT5, NOAAGlobalTemp y NASAGISTEMP, 2022 fue el sexto año más cálido. Sin embargo, conviene señalar que las diferencias entre las temperaturas observadas en todos los años situados entre los puestos cuarto y octavo de la clasificación de años más cálidos son relativamente pequeñas. Las mínimas diferencias entre esos conjuntos de datos indican el margen de error contemplado para calcular la temperatura media mundial.