A las 15 de este sábado 23 de abril de 2022, llegaron hasta Plaza de Mayo, al frente de la Casa Rosada en la Ciudad de Buenos Aires, los primeros tractores que formaron parte de una histórica protesta que protagonizaron productores agropecuarios en contra de las políticas del Gobierno nacional.
Los vehículos, tractores y camionetas, partieron a las 10 desde las afueras de la capital argentina, transitaron por las avenidas del Libertador y 9 de Julio, pasaron por el Obelisco y luego se encaminaron hacia Plaza de Mayo, donde fueron recibidos también por numerosos vecinos que portaban banderas de argentina.
La movilización a la Plaza de Mayo fue para muchos productores autoconvocados una oportunidad para manifestar la situación y el nivel de hartazgo presente en el sector.
El dato distintivo de esta protesta fue que, las grandes entidades rurales que integran la Mesa de Enlace –Federación Agraria Argentina, Coninagro, Confederaciones Rurales Argentinas y Sociedad Rural Argentina- no se sumaron a la protesta, argumentando mantener abiertas líneas de diálogo con el Gobierno. Sin embargo, ante la presión de las bases, dejó en libertad de acción a sus entidades integrantes para tomar su propia decisión, lo que en la práctica así se concretó.
La proclama leída en la Plaza de Mayo respondía a esta consigna: “No estamos dispuestos a seguir financiando la soga con la que nos ahorcan”. Los que siguen son sus principales conceptos.
“No hemos venido hasta acá para pedir que nos den una mano sino para que nos saquen las dos de encima”, dice la proclama que se leyó en la Plaza de Mayo.
“Somos de los pocos y raros países con desdoblamiento cambiario y retenciones… padecemos además 170 impuestos que agobian a todas las actividades productivas y terminan sumándose a los precios que paga el consumidor. Anímense a pensar un país con menos impuestos. Gasten menos. Arréglense con lo que tienen o dedíquense a otra cosa”.
En el oficialismo aseguran que se trató de una protesta “absolutamente política”. El texto suma: “No somos ciegos, las necesidades existen. Pero las necesidades son infinitas y los recursos son limitados. No se puede seguir cargando al burro que mueve la noria y menos comérselo. Para repartir riqueza primero hay que crearla y la mejor manera de distribuirla es el trabajo libre donde los beneficios vuelven a la sociedad sin necesidad de intervención estatal, que además de cara es violenta y distorsiva”.
“Somos responsables de haber tolerado estos disparates. Son responsables también muchos de nuestros gobernadores y legisladores. Han resignado la autonomía federal por una indigna alianza de vasallaje feudal en la que aceptan el saqueo de las actividades productivas de sus comprovincianos a cambio de ser tratados como mendigos de lujo por el Poder Central y eventualmente ser nuevamente ungidos”