Las lluvias recientes en la región núcleo no solo superaron las expectativas sino que están transformando por completo el panorama agrícola. Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario, describió así la situación: “Veníamos perdiendo 3 a 0 contra la sequía, con las lluvias de la semana pasada, nos pusimos 3 a 2, y con lo que está pasando ahora, pasaríamos a ganar 4 a 3”. Este cambio drástico está impulsado por las lluvias recientes que han superado los 70 milímetros en varias localidades y es clave para la campaña gruesa.
En Entre Ríos, desde el Grupo Lluvia dan cuenta de que, por caso, en Puente Carmona cayeron 36 milímetros, 87 en Sosa, 42 en Paso de la Arena, 113 en Tala y 80 en Santa Luisa. En el Distito Tala registraron marcas de 42 milímetros, 102 en Estanc ia del 8; 34 en Paraná, 32 en Quebracho, 70 en la Escuela Alar Argentinas y 58 en Hasenkamp.
El impacto de estas lluvias es crucial para los cultivos, especialmente para el trigo, que se encuentra en sus últimas semanas de desarrollo. “Estas lluvias, junto con las de la semana pasada, van a venir muy bien para el llenado de granos”, señaló Russo. Además, la situación es favorable para la siembra de maíz, que había estado limitada por la falta de agua, aunque el peligro de sembrar ahora es que el periodo crítico del cultivo se sitúe en enero, lo cual es peligroso por la falta de agua y las altas temperaturas de esa época.
La expectativa cambió notablemente para la soja, que comenzará a sembrarse con mayor intensidad en las próximas semanas, ahora con reservas hídricas alentadoras. “Ya se han iniciado algunos lotes aislados y, con estas lluvias, la siembra de soja va a tomar mucha fuerza”, destacó Russo, subrayando la importancia de este cultivo para la campaña gruesa.
Como contexto, el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), publicado el 17 de octubre, ya había anticipado la relevancia de las lluvias para frenar la caída del rinde en los cultivos de trigo. Aunque las lluvias llegaron tarde para revertir el daño productivo en los trigos que se encontraban en pleno proceso de llenado de granos, fueron fundamentales para estabilizar el rendimiento en muchas zonas. “Había 650.000 hectáreas de trigo en condiciones regulares a malas, pero tras las lluvias se redujeron a 325.000 ha”, señalaba el informe, destacando cómo los rendimientos esperados mejoraron, aunque los cultivos no alcanzarán su potencial óptimo debido a la sequía sufrida previamente.