La soja entrerriana capea el pulso seco que apenas da respiro

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Donde la lluvia fue esquiva, el panorama es crítico.

El 89% de las casi 400.000 hectáreas cultivadas con soja de primera en Entre Ríos presenta una condición entre buena y muy buena; en tanto que en las de segunda, - plantadas en las 620.000 hectáreas-, el porcentaje baja al 61%.

En las primeras, informan desde la Bolsa de Cereales, los efectos adversos de las elevadas temperaturas y la falta de agua por más de 20 días ocasionaron pérdidas de hojas basales en las plantas y aborto de flores y vainas. Sin embargo, la condición se mantuvo en valores similares desde la última evaluación, gracias al aporte de lluvias que llegaron en el momento oportuno para el cultivo.

Respecto al estado sanitario, se incrementó la presencia de orugas defoliadoras, chinches y se observan algunos lotes con elevada presión de yuyo colorado.

Con base en la condición actual del cultivo, se espera que el rendimiento de la oleaginosa para el ciclo 2023/24 se ubique por encima del promedio de la última década, que se sitúa en 2.240 kg/ha. Este análisis proyecta una buena expectativa para el rendimiento de la soja, siempre y cuando se mantengan las condiciones actuales del cultivo.

Ya por el andarivel de las de segunda, precisan que prácticamente no han experimentado modificaciones en los valores desde la última evaluación realizada hace 15 días y caracterizaron al cultivo con escaso desarrollo debido a la falta de agua, baja altura y entrenudos cortos, lo cual hace que no hayan cubierto el surco. Además, se observó la pérdida de flores y hojas basales en estas plantas.

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