Durante el Congreso de Maizar, “Liberemos nuestro talento colectivo”, centrado en la sanidad del cultivo de maíz, KWS llevó todo su conocimiento, experiencia y conclusiones sobre dos enfermedades temibles: carbón de la panoja y Corn Stunt Spiroplasma.
La sanidad del cultivo de maíz fue un tema clave, excluyente y paradigmático de la campaña 2023/24, que se perfilaba como un gran ciclo maicero.
El Corn Stunt Spiroplasma logró una destacada centralidad a partir de las importantísimas pérdidas que provocó en los maizales tardíos, mientras que el carbón de la panoja, otras de las patologías que se viene presentando hace varias campañas y sobre la que están alertando muchos expertos, también estuvo nuevamente.
Por ello, el Congreso de Maizar 2024: 20 años (2004-2024), “Liberemos nuestro talento colectivo”, estuvo cruzado principalmente por la temática sanitaria del cultivo.
Bajo este contexto, KWS, compañía especializada en mejoramiento genético y agronomía de maíz, protagonizó la charla “Carbón de la panoja: una enfermedad silenciosa en zona potencial”, en la “Sala KWS”, con la exposición del especialista en fitopatología de la Universidad Católica de Córdoba, Roberto De Rossi, junto con el Gerente de Desarrollo de Producto, Fernando Guerra.
Además, y considerando los años de investigación y experimentación regional en Corn Stunt Spiroplasma, la compañía estuvo en el panel que tomó este tema y lo conectó con el lema del congreso: “Spiroplasma: liberemos nuestro talento colectivo”.
“Sin dudas, tanto el carbón de la panoja como el Corn Stunt Spiroplasma son dos enfermedades que vinieron a desarmar la estructura de la sanidad de maíz y sus siembras tardías”, aseguró Guerra.
Fernando Guerra, en su exposición en el panel “Spiroplasma: liberemos nuestro talento colectivo”
A esto agregó que, “cuando se habla de patógenos también se habla de ambiente. Entonces, en la medida que el ambiente cambia, estos organismos vivos también cambian su comportamiento, se adaptan o resisten y, al mismo tiempo, se acomodan a su hospedante, que es el maíz. Por lo tanto, los cambios en el clima que vimos las últimas campañas, con sequías o inviernos más benignos y húmedos, fueron nuevas oportunidades para estas enfermedades”.
Por su parte, De Rossi comentó, comparativamente, entre carbón de la panoja versus Corn Stunt Spiroplasma: “Esta campaña, tuvimos una presión sanitaria aguda desde dos frentes: desde el sur, con el carbón que progresa desde la zona núcleo y tiene apariciones hacia el oeste y todavía más al sur agrícola y, otro frente desde el norte, con la llegada de Spiroplasma”, explicó, sobre el encierro geográfico que atravesó el cereal.
Al respecto, el experto sostiene que contra carbón casi no hay información básica generada en Argentina por los últimos 75 años mientras que, respecto a Spiroplasma, hay datos por los últimos 20 años. “De esta forma, para el carbón estamos creando un nuevo mapa sobre una patología que no estaba en el país”, advirtió.
Es importante recordar que el carbón de la panoja es una enfermedad causada por un hongo (Sporisorium reilianum) que produce daños significativos en la panoja y la espiga, con pérdidas de rendimiento en el cultivo de maíz que pueden ser totales. Por su parte, el Spiroplasma es una enfermedad transmitida por un insecto (conocido vulgarmente como chicharrita), que también implica daños totales.
De acuerdo a De Rossi, el ciclo 2023/24 fue el cuarto con presión del hongo. “A lo largo de tres campañas, todos los fitopatólogos buscamos mayor presión de selección para entender a este patógeno, dado por una mayor cantidad de variables. Recién esta campaña, en un ensayo en la localidad de Corral de Bustos (sudesde de Córdoba), encontramos esa presión en un ensayo comparativo de rendimiento sobre cuarenta genotipos”, recordó.
Ante esto, Guerra añadió: “Año tras año, sumamos una capa más de información sobre el carbón. Este ensayo fue clave para la investigación. Actualmente, sabemos que este patógeno está concentrado en siembras tempranas y el reporte desde las zonas afectadas, nos dice que el impacto de esta enfermedad es importante. Por ello, es fundamental aprender rápido y contar con herramientas nuevas”.
Al respecto, el gerente de KWS indicó que, “el trabajo de desarrollo de un híbrido de maíz es conseguir una genética sostenible, estable y con la mejor performance. Estos cambios sanitarios, a partir de una expresión exacerbada de enfermedades, implica que, dentro de la variabilidad genética de tu programa, se puedan descartar rápidamente aquellos candidatos que no dan una respuesta positiva. Por tanto, estas enfermedades aportan una mayor seguridad que favorece más la solidez de un programa”.
Los síntomas del carbón de la panoja producidos por el hongo Sporisorium reilianum.
En coincidencia, tanto De Rossi como Guerra buscaron transmitir tranquilidad. “Antes veíamos que estos escenarios sanitarios eran imposibles y hoy sabemos que pueden suceder. Debemos convivir con estas enfermedades, sin sentir una condición de pánico y sabiendo que mejorará con todas las herramientas de la genética y agronomía disponibles”, dijeron.
En este sentido, confirmaron que es importante conocer y consultar sobre la tolerancia de la genética sembrada a cada una de esta enfermedad. También es importante identificar la forma y vía de entrada al campo y analizar la posibilidad de manejar el cultivo con cierta presión del patógeno.
“El carbón de la panoja demostró un compromiso y un manejo responsable de la enfermedad por parte de todos los integrantes de la cadena de maíz, que redundará en un beneficio conjunto para todos los productores”, subrayó el especialista de la Universidad cordobesa.
Unidos por 20 años
Desde primera hora y fiel a su esencia, KWS acompañó en su génesis a Maizar, la entidad que reúne a toda la cadena del maíz y el sorgo en Argentina.
Gonzalo Bravo, responsable de Instituciones y Cuentas Clave, con una trayectoria de más de 25 años en la compañía, recordó los inicios de la asociación.
“KWS está presente en Maizar desde hace 20 años. Recuerdo que en la primera reunión anual, hicimos una presentación sobre la importancia de contar con una asociación como Maizar y de la cadena de maíz. Nosotros, como semillero, somos la base de esta gran cadena. Es interesantísima la representación de Maizar porque hace muchos años que trabajamos de manera colaborativa, con lo cual cada uno entendió que el éxito individual de los actores es el éxito del negocio en general”, reflexionó Bravo.
En este sentido, agregó que, como parte de cada reunión celebrada por Maizar, siempre se encontró compromiso y entusiasmo en trabajar en conjunto, más allá de los años buenos o malos para el cultivo.
“A lo largo de estos 20 años, ocurrió una innegable revolución tecnológica que cambiaron y dinamizaron la matriz productiva argentin. Esta revolución estuvo muy comprometida con la sustentabilidad, priorizando la productividad y también los recursos ambientales”, concluyó Bravo.