La tormenta llegó a Santo Tomé, Perugorría, Tabay, Empedrado, Villa Olivari, Paso de los Libres, Mercedes e Ituzaingó. Si bien la situación del fuego cambió y es más esperanzadora, todavía hay regiones calientes.

Corrientes sigue en alerta a pesar que las lluvias llevaron alivio a las regiones más afectadas por los incendios. Los brigadistas se mantienen en servicio y esperan que más precipitaciones calmen el panorama. Entre el jueves y este sábado a la madrugada las precipitaciones llegaron con todo. Justo cuando habían nacido nuevos focos en los campos circundantes de la ciudad de Santo Tomé; en San Benito y en las estancias Casualidad y Pirizal, a unos 45 kilómetros del casco urbano camino a la Colonia Carlos Pellegrini y en los esteros del Iberá, donde también llovió, aunque bastante menos.

Corrientes tiene un déficit de precipitaciones desde hace más de dos años. Los pobladores más veteranos aseguran que no recuerdan referencias de una sequía como esta desde hace 70 años. Según el INTA Corrientes, cayeron 1.060 milímetros menos desde 2020, una cifra similar al promedio histórico de lluvias para la región.

En general, según el INTA, el ritmo de incremento de la superficie afectada es de 30.000 hectáreas diarias. Todas las coberturas mostraron un incremento del área quemada. En valores absolutos las más afectadas por las quemas fueron las de ambientes de humedales con más de 533.000 hectáreas acumuladas a la fecha del informe presentado el 24 de febrero.

Sin embargo, se registró un aumento en la superficie quemada de pastizales del nordeste. Los datos de focos de calor proporcionados por el Instituto de Clima y Agua (INTA Castelar) indican que la cantidad de focos de calor en los primeros 23 días de febrero, fue de 6055, de los cuales 1913 se registraron en el departamento de Ituzaingó. En tanto 814 fueron en Santo Tomé, lo que explica el incremento de superficies quemadas en estos departamentos.