La historia de la inmigración y la maquinaria en Costa Grande

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La agricultura y las herramientas para trabajar la tierra del siglo XIX nos recibe en medio del campo. Edgardo Stürz, un inquieto productor rural de esta zona del departamento entrerriano de Diamante, reunió junto a algunos amigos las herramientas de sus antepasados y concretó un admirable espacio donde la historia del esfuerzo de la mujer y el hombre de campo dicen ¡Presente!

“Hay que viajar desde Paraná por la ruta 11 hasta el cruce con la 131, como que va para Libertador San Martín, pero antes de llegar a la Villa hay que tomar a la derecha por la ruta 40, es un camino de tierra” alerta Stürz.

Desde allí hay que seguir hasta el almacén y estación de servicios de Orlando Rodríguez, doblar a la derecha y a poco más de mil metros encontramos un cartel amarillo que dice “Establecimiento La Primavera”, propiedad donde se encuentra el Museo Rural de Costa Grande. Si tiene dudas, lo mejor es preguntar, pero si el GPS indica 64 kilómetros desde Paraná, la capital entrerriana, “usted ha llegado a destino”.

“La idea de un espacio donde reunir herramientas que hacen a nuestra historia empezó hace unos seis o siete años, pero hace tres la empezamos a concretar con el apoyo de algunos amigos, juntando de todo”. El proyecto del Museo Rural de Costa Grande comenzó a ser una realidad palpable en 2017.

El lugar se destaca por su simpleza cargada de fierros trajinados, muchos de ellos con su historia centenaria de labranza, de cultivos y de trillas.

Así desfilan frente a los ojos de la visita el arado mancera, la sembradora al boleo, los arados de una o dos rejas, rastrillos, carros rusos, palas buey, guadañadora, máquina de hacer lazos y motores antiguo, entre tantos otros.

“Las herramientas son en su gran mayoría marca Mc Cormick Deering, de origen estadounidense, fabricados entre 1905 y 1920. Pero hay algunas hasta del año 1950” aporta el productor rural devenido en responsable de una galería que hace honor a la historia de la agricultura de otro tiempo, marcado por el esfuerzo físico y las interminables jornadas de sol a sol.

“Casi todo lo que se ve estaba en buenas condiciones pero fuera de uso por muchos años, tuvimos la idea de reunirlos en un museo y rendir homenaje a nuestros antepasados” subraya Edgardo.

El campo donde tiene su sede el museo, ubicado entre planicies y lomadas donde se combinan dorados trigales, que esperan la inminente trilla, y verdes intensos, pertenece a la familia Stürz desde 1905.

“Acá llegaron una mayoría de inmigrantes europeos de distintas nacionalidades. Vinieron en 1878/80 a la argentina. Esto era un suelo virgen, comenzaron con la agricultura, alquilando campos que luego muchos pudieron comprar, y así también aparecieron esas primeras herramientas. Llegaron sin nada y con mucho esfuerzo fueron progresando”.

La historia de mujeres y hombres que cruzaron el mar buscando un horizonte de paz y progreso, lejos de las hambrunas y las guerras del viejo continente.

Pero la muestra tiene su sector interno donde hay más de un centenar de elementos que hacen a la vida del siglo XIX. “A cada visitante se le cuenta la historia porque cada elemento la tiene” señala Stürz.

Una máquina de hacer manteca, molinillos de café, piedras esmeriles, planchas, botellas de bebidas, calentadores, troceador, pico, morteros, ánforas para ungüentos, vela a carburo o viejos faroles iluminan el espacio y describen desde su silencio la experiencia de tantas familias que migraron – mayoría de italianos, alemanes del Volga, españoles, suizos o árabes- y encontraron en las ondulaciones de la tierra diamantina su nuevo y esperanzado lugar en el mundo.

El museo integra el circuito turístico “Huellas de Costa Grande, Turismo y Cultura” que incluye establecimientos que dan alojamiento a la usanza campera, y los tres emblemáticos almacenes de Norma Eclessia, Julio Capellino y Osvaldo Rodríguez, que se destacan por sostener antiguas tradiciones que hacen a la ruralidad entrerriana tanto para el abasto de mercaderías como para la copa del atardecer en el mostrador, una excusa para hablar del tiempo, de la siembra o la cosecha, del devenir de la realidad política.

En tiempos donde la conectividad a internet llega también a estos rincones, el viejo almacén de ramos generales sigue siendo el inalterable conversatorio cara a cara del hombre de campo.

Horarios de visita

Mientras prenden velas y esperan la habilitación de la temporada turística de verano en el departamento Diamante, el museo puede ser visitado los fines de semana. Por motivos de protocolos sanitarios hay que pedir turno por WhatsApp al 3435093534 y disfrutar de un recorrido por ese túnel del tiempo que es la muestra creada por Edgardo Stürz en un rincón de Costa Grande.

Guido Emilio Ruberto / Campo en Acción

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