La Hidrovía Paraná-Paraguay es la la ruta fluvial por la cual se exporta la mayor parte de la producción agropecuaria nacional y ya paga el precio por las consecuencias de la sequía: el río Paraná muestra niveles de bajantes que preocupan y el pronóstico a causa de la falta de lluvias actual, no parece modificar la tendencia.
En ese sentido se expresó Juan Carlos Bertoni, titular del Instituto Nacional del Agua dijo que “en los últimos meses del año pasado habíamos tenido una cierta recuperación por algunas lluvias puntuales que se produjeron sobre la cuenca del río Iguazú, algo que se nota mucho en las Cataratas, pero dura pocos días”.
Bertoni lamentó que el caudal de lluvias no ayude a mejorar los niveles del extenso río. “En términos generales continúa la bajante que comenzó en marzo de 2020“. “El volumen de agua es poco y eso no hace que la situación en el Paraná cambie. Lo que está pasando ahora, desde fines de diciembre y en lo que estamos transitando de enero, son lluvias muy débiles, algunas se producen en Brasil, pero muy pocas”, describió.
Sobre los efectos de la sostenida bajante del Paraná, el funcionario manifestó que “cuando empezó se produjeron a lo largo de la provincia de Misiones y en algunos lugares de las provincias litoraleñas problemas de extracción de agua porque las bombas de extracción quedaron en vacío”.
En el agro se dieron casos de producciones que se vieron afectadas por este fenómeno: en 2021 la zona de Coronda, en Santa Fe, principal polo de producción de frutillas del país, perdió cerca de $ 500 millones a causa de la “mala calidad” del agua que tomaban del Paraná, que presentaba ya por ese entonces niveles sensiblemente bajos.
Ahora, Bertoni habló sobre la problemática: “Hoy en día puede ocurrir que cuando bajan los niveles aumenta un poco la turbiedad del agua y hay algún problema mayor para potabilizarla”. “Pero hubo una inversión muy importante del Gobierno nacional para adecuar los sistemas de captación de agua a la nueva realidad, eso prácticamente ya se superó”, agregó.