Mucho se habla de la importancia de China como socio comercial de la Argentina, especialmente por su rol de gran driver en el mercado global de soja. Pero hay algunos datos que ponen en duda el protagonismo del gigante asiático en la balanza comercial de nuestro país. El principal producto de exportación de la Argentina no es la soja, sino la harina de soja, y curiosamente, en ese rubro el gigante asiático no compra ni una sola tonelada. De esta manera lo detalla Lucas Villamil en CLARIN RURAL.
En 2017 la Argentina acaparó el 43% del mercado de ese producto a nivel global. Según datos de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), ese año el país embarcó aproximadamente 28 millones de toneladas de harina por un valor superior a los 9.000 millones de dólares, mientras que la exportación de porotos de soja sin procesar, donde China si tiene un rol preponderante, fue de 7,3 millones de toneladas por un valor de 2.700 millones de dólares.
Los números actuales aun no están disponibles, pero se conoce que la exportación de porotos sin procesar creció mucho en los primeros dos meses del año, impulsada por la quita del diferencial de retenciones respecto de los productos procesados. Y la industria alzó la voz pidiendo cambios en el esquema, advirtiendo que su capacidad ociosa este año puede ser del 50 por ciento de la capacidad instalada.
En ese contexto, recientemente el presidente Mauricio Macri le envió una carta al presidente chino, Xi Jinping, solicitando habilitar una cuota de importación anual de 5 millones de toneladas de harina de soja a ese mercado, y la semana pasada, durante una reunión en la Bolsa de Comercio de Rosario, representantes de Ciara se lo solicitaron personalmente al viceprimer ministro de China Hu Chunhua.
Concretamente fue Sergio Gancberg, presidente de Glencore Argentina, quien habló en nombre de la Cámara. En la reunión, además de varios empresarios, estaban presentes el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz y el secretario de Agroindustria de la Nación, y uno de los disertantes fue Rodolfo Rossi, en representación de Acsoja. “Se planteó de frente, de la manera más cordial pero fue con todo. Incluso se mencionó la carta que Macri le mandó al presidente chino con el pedido. Pero no hubo ninguna respuesta concreta”, le comentó Rossi a Clarín Rural, y se mostró cauto respecto a la posibilidad de una apertura de ese mercado.
“Ellos privilegian el crushing local. En los últimos veinte años es el grano lo que compran. China es el driver del negocio mundial de soja, sin ellos estaríamos hablando de otra cosa, pero no compran harina, compran muy poco aceite, y compran grano, que es lo que menos queremos exportar. Es importante, pero de todo el valor que exportamos, China representa un número chico”, remarcó.
Los embarques argentinos de harina tienen como principal destino a la Unión Europea, con el 30 por ciento del volumen, y luego a Vietnam e Indonesia. El principal argumento de Gancberg ante el vice premier chino fue la calidad del producto local, concretamente, “que la harina argentina tiene mayor solubilidad proteica que las harinas americanas y menor contenido de fibras respecto a la brasilera”.
Estos argumentos se repetirán el mes que viene en un seminario técnico de evaluación de la calidad de los productos argentinos que se realizará en la embajada argentina en Beijing. Los funcionarios argentinos sueñan con darle una buena noticia a la industria local, cuya capacidad de crushing alcanza aproximadamente las 202.000 toneladas por día. Pero parece difícil, teniendo en cuenta que la capacidad de procesamiento de las fábricas chinas alcanza las 360.000 toneladas diarias.
Pero como afirma Rossi, “en las negociaciones internacionales nunca se sabe, hay muchos factores que pueden influir”. "Por ejemplo -agrega-, que a la empresa estatal china Cofco, principal exportadora argentina de productos agroindustriales, le convenga en algún momento exportar la harina desde acá".