La camelina expande su frescura en el paisaje rural a fuerza de rentabilidad y mejoramiento ambiental

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Al menos desde 2021 en la provincia se concretan cultivos a escala comercial.

Camelina sativa es un cultivo de servicio y de renta que está ganando relevancia en la Región Pampeana. Campo en Acción dio cuenta de su perfomance en Entre Ríos en más de una oportunidad.

Su ciclo es muy corto, cubre rápido el suelo en invierno y sus granos se cosechan para producir biocombustibles. Un estudio académico mostró que compite con las malezas mejor que otros cultivos, que resiste bien el frío, las plagas y las enfermedades, y que mejora la ‘salud’ del suelo, haciéndolo menos denso y más poroso. Lo destacan para hacer más sostenibles las rotaciones agrícolas.

“Camelina es un cultivo cada vez más frecuente en las rotaciones de la Región Pampeana, ya que resiste bien el frío y su ciclo de crecimiento es muy corto. Es ideal para reemplazar los barbechos cortos —o sea, los períodos sin cultivos— porque además de cubrir el suelo, el aceite de sus granos sirve para elaborar biocombustible y ofrece una renta adicional”, dijo a SLT Daniela Becheran, docente de Cultivos Industriales en la Facultad de Agronomía de la UBA.

La experta lideró ensayos con Daniel Miralles (FAUBA). “Mientras que cultivos como la colza murieron con las heladas, la camelina resistió temperaturas bajo cero”, destacó Becheran. Y agregó que el cultivo mostró una tolerancia notable al ataque de plagas y enfermedades, lo que reduciría la necesidad de aplicar agroquímicos y simplificaría el manejo.

Por su parte, Agustina Nocerez, docente de Fertilidad de Suelos y Fertilización, se enfocó en el impacto positivo del cultivo en la calidad física del suelo en Coronel Pringles, en el sudoeste bonaerense. “En contraste con un barbecho tradicional, la camelina redujo un 10% la densidad del suelo; es decir, hizo que el suelo fuera más suelto”, señaló.

Además de sus beneficios agronómicos, las semillas de camelina tienen una gran capacidad para producir aceite. Según Becheran, “hasta un 40% del peso de sus granos es aceite. Es un insumo excelente para cortar biocombustibles”.

Y agregó: “Como se cultiva en lotes sin deforestar y sin desplazar a cultivos para alimentación humana —como el trigo o la cebada— se puede certificar como materia prima sostenible, clave para reducir la huella de carbono de la industria energética”.

Desde el punto de vista económico, Agustina Nocerez hizo hincapié en el potencial de la camelina: “Si el productor logra certificar buenas prácticas agrícolas —BPA— puede obtener un precio aun mayor por su cosecha. Es más, como no está sujeta a retenciones, deja un margen superior al de la soja”.

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