“Queremos volver a poner a Entre Ríos primera en materia de conservación de suelos como una vez ya estuvo. Tenemos una ley progresista, que protege al productor”, sentenció el técnico del INTA Jorge Gvozdenovich a Campo en Acción, al dar cuenta del proyecto de atención de la degradación de suelos en la microrregión de Crespo.
El profesional admitió que “pasa un tiempo donde las precipitaciones merman y uno tiende a creer que el problema se minimizó, cuando no es así. Cae una lluvia breve pero fuerte, de 25 milímetros por ejemplo, y se rompen caminos, lotes y hasta casas y uno se pregunta qué sucedió”.
Definió en tal sentido que desde las instituciones de ciencia y técnica identificaron que a ese problema hay que abordarlo a nivel de cuenca y en conjunto. Por tal razón, el proyecto cuenta con la participación de entidades e instituciones de los sectores público y privado con intereses creados en la región.
“Si estás cosechando y caen estas lluvias, las labores se demoran dos y tres semanas sólo porque no hubo una planificación ordenada para atender la erosión hídrica a nivel de cuenca” dijo con entusiasmo el profesional a la vez que, avisó, aspira mostrar resultados en 18 meses.
Argumentó que “el objetivo es que para cuidar, los campos, los que sean, dejen de aportar agua a los caminos. Debemos poder controlar el agua, dejarla en los campos y que salga al camino la menor cantidad posible y por un punto determinado. Trabajando con Vialidad podemos hacer las obras necesarias justo en los puntos de salida”.
Ponderó que se integran aspectos estrictamente productivos, tal el caso de la contención de humedad en los perfiles de suelo: “una soja, por ejemplo, demanda 500 milímetros y si logramos dejar en el campo parte del agua de lluvia, es un avance”.
Diagramar la sistematización de la cuenca es lo que viene y el experto confía en la asistencia de la tecnología para cumplir con los plazos establecidos. En ese marco insistió: “Hay herramientas informáticas que permiten trabajar con certeza, el proyecto es a tres años, pero en 18 meses tenemos que tener la diagramación hecha”.
Bajo el título que es un interrogante, -¿Siempre el mismo problema?-, Gvozdenovich contó por medio de un texto de divulgación que tras las precipitaciones de alta intensidad en gran parte de la provincia, del día 11 de abril, se vieron gravemente afectados los caminos de la producción. Dejándolos totalmente cortados y a los vecinos incomunicados, asociado a la pérdida del horizonte superficial más rico de los campos y la menor reserva de agua para el cultivo de trigo.
Frente a este tipo de situaciones, siguió, surge la incógnita: ¿Por qué sucede esto y si es solo producto de las precipitaciones? En primer lugar, para responder esta pregunta basamos en datos técnicos del observatorio agrometeorológico del INTA EEA Paraná, donde el registro de la faja pluviográfica de las precipitaciones registró una intensidad de 70mm/h, un valor alto para la zona (siendo un límite máximo extremo 76mm/h).
En segundo lugar, el cambio en el uso y manejo de los suelos y la falta de obras de conservación de los mismos a nivel de cuenca son fundamentales para que se den estos procesos de gran impacto ambiental, social y productivo. Es por este motivo que, para evitar esta degradación, hay que lograr un trabajo en equipo entre organismos de Ciencia y Técnica, Productores, Vialidad Provincial y el Estado. Y remató con que “de esta manera, en conjunto se pueden cuidar los recursos no renovables, como el agua y el suelo, y a su vez, mantener las vías de comunicación en estado óptimo, evitando posibles problemas de contaminación y daños ambientales”.