Hay consumo para todos

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PREFERENCIA. La proteína animal, en pico de consumo en el país

Con 20 kilos “per capita” de cerdo, 50 kilos de pollo y 52 a 53 kilos de cortes vacunos, Argentina lidera el ranking con EE.UU..

Los primeros registros oficiales de consumo de carne vacuna en la Argentina datan de la década de 1910, cuando la ingesta era de 56 kilos per capita anuales. En la década siguiente, con un aumento muy importante en la producción, el consumo promedió los 78 kilos, con un pico de 96 kilo en 1923, año en que además se exportaron 723 mil toneladas.

En las dos décadas siguientes (1930-1949) el consumo se estabilizó en los 75 a 77 kilos, para ascender en los años 1950 a los 92 kilos, con un pico extraordinario –récord histórico– de 101 kilos por habitante en 1956. A partir de ese momento comenzó a declinar: la población empezó a crecer más rápido que el stock ganadero y que la producción de carne. La década de 1960 promedió 81 kilos y en la década de 1970 los 78 kilos, con un pico de 90 kilos per capita en 1978, en plena liquidación ganadera.

En 1980, el consumo bajó a 77 kilos y en 1990 a los 68 kilos, reduciéndose el consumo a 64 kilo en la década de 2000. La década de 2010 mostró una preferencia de sólo 57 kilos por persona.

En los últimos meses del año pasado, el consumo habría caído a unos 51/52 kilos, un nivel muy parecido al de fines del año anterior, dice el analista Ignacio Iriarte en su nota publicada en AGROVOZ.

En la historia argentina se han registrado picos excepcionales de consumo, que coinciden con caídas muy fuertes de las exportaciones, como en 1953/1954, cuando la ingesta fue de 87 a 88 kilos, pero con embarques limitados a las 230 mil toneladas anuales. O en 1985 y 1986, con 82/85 kilos de ingesta, pero con exportaciones de sólo 250 mil/260 mil toneladas.

En 1978 se consumieron 90 kilos y se exportaron 732 mil toneladas, pero ello fue posible a causa de la brutal liquidación ganadera, que llevó a la oferta de carne ese año a las 3,15 millones de toneladas, registro casi idéntico al que tenemos en este 2020.

A mediados de la década del 1970, o sea 45 años atrás, la producción de carne “de equilibrio” de la ganadería argentina era de unos tres millones de toneladas anuales; hoy es prácticamente la misma, pero con 20 millones de habitantes más.

Todos vuelan

Voceros de la industria avícola han dejado trascender que el consumo actual de pollo sería de 50 kilos por habitante anual, unos 5 kilo más que el registro oficial. “Hay un porcentaje de la faena, distribución y venta de pollo que escapa a la estadística oficial”, aseguran.

Con la carne de cerdo pasaría lo mismo: mientras que las estadísticas oficiales reflejan un consumo de 16 a 17 kilos, conocedores de este sector afirman que el consumo es de por lo menos de 20 kilos. En el sector aseguran que el interior del país hay una gran faena de cerdos que escapan desde siempre al control del estado.

Con la carne vacuna pasaría algo similar: sería ingenuo pensar que un sector donde históricamente ha prevalecido la evasión, los números oficiales de faena reflejan hoy la totalidad de los animales sacrificados. A los números oficiales –que han mejorado mucho– probablemente se les escapa cierto número de animales faenados en el campo, o producto del abigeato (robo de ganado. Si sumamos los 20 kilos de cerdo, los 50 de pollo y los 52 a 53 kilos de vacuno, la ingesta total sería de unos 123 kilo de “carne”. Un volumen sólo similar a nivel mundial al de Estados Unidos, ubicándose ambos registros bien por encima del resto de los países.

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