Gonzalo Salgado es el presidente de Cooperativa Agropecuaria de Aranguren, una de las más influyentes de Entre Ríos. La posición lo ubica al centro del comando desde donde deben salir respuestas a las demandas del productor. Sucede que la provincia está integrada por un entramado de entidades solidarias que dan vida a la generación de riqueza, cuestión mayor cuando se trata de generación de empleo y divisas.
El dirigente habló largo con Campo en Acción y la entrevista sirvió para saber más de la coyuntura y el horizonte del sector.
Habla el productor
— ¿Cuál es la actividad principal que desarrollas como productor agropecuario?
—Soy tambero y agricultor. Tenemos un tambo de aproximadamente 300 vacas en el departamento Victoria, en Rincón del Doll, y hacemos agricultura también ahí.
—¿Cómo es el contexto que viven como productores de leche?
—Este año es totalmente nuevo, estamos saliendo de los efectos de sequía, cuando por primera vez hemos tenido que salir a comprar forraje para las vacas. Siempre alimentamos con producción propia y bueno estamos remontando la cuesta de lo que tuvimos que invertir el año pasado para mantener la actividad porque la vaca lechera no se la puede abandonar una vez que esta parida.
—¿Y este año, con el exceso de lluvia cómo les va?
—Nos afecta en el tema de confort de la vaca y en calidad de la leche, porque la vaca está con barro permanentemente, tenemos aproximadamente un 30% de baja en litros leche porque la vaca no tiene confort, por más que usted le de muy buena comida no tiene confort, no hay sol está en el barro así que hemos tenido una pérdida importante.
—¿Y de precio cómo están?
—La mejora se dio por dos factores: primero porque no hay leche, que han pasado a cerrar muchos tambos porque fue una crisis de la sequía, muchos tambos chicos decidieron cerrar directamente, y se da el factor que no hay leche, la industria está pagando un poco más y además está pagando un poco más para que nosotros hagamos inversiones en forraje para poder seguir teniendo producción.
—¿Cómo ves el porvenir de la lechería?
—Cualquier tambo emplea no menos de cinco o seis personas, como mínimo, y genera arraigo en el campo. Hay que defender eso. Pero si no hay caminos de buena calidad la gente se va. Arraigar a una familia con esas condiciones de no poder salir es difícil, pero es una actividad muy muy demandante. Para mi, el porvenir pasa por ahí también.
—Hace mucho no se escucha una política de estado hacia este sector.
—La verdad es que no se escucha, esperemos que este nuevo gobierno actúe. Vialidad Provincial, lamentablemente, no es la que era antes, tiene que remontar un montón de cosas pero esperamos que tengamos una buena infraestructura mejorada este año, de a poco aunque sea los caminos de tierra que estén un poco mejor.
—Cómo productor, ¿cuáles son temas que considerás prioritarios?
—Con el tema climático que no sabemos cómo va a seguir, diría al productor que traten de hacerse de la mayor reserva posible permanentemente, para tratar de amortiguar mejor los desastres climáticos y asesorarse permanentemente con ingenieros agrónomos o con sus técnicos de confianza con el tema de las plagas porque estamos, como ahora pasó con la chicharrita en medio de cosas nuevas. Que se asesoren.
Panorama sobre la entidad
—¿Desde cuándo te empiezas a ligar al movimiento cooperativo?
—En 1992, que entre en la cooperativa eléctrica de Victoria, que hubo un recambio de consejeros y me invitaron a participar y estuve hasta 1998, cuando entre a cooperativa Aranguren como vocal suplemente, después fui tesorero, secretario y ahora presidente, son unos cuantos años de participación.
—¿Entre Ríos tiene una gran fuerza en el movimiento cooperativo a que se debe?
—Tenemos una gran cultura que viene del tiempo de las Colonias Judías. Gente muy culta que vio en el cooperativismo una forma de salir adelante. Y luego la integración con más inmigración de todo tipo. Por ahí aparece un iluminado, político o economista, que desconoce al cooperativismo y sugiere algunas ideas de acomodarlos o ponerlos en condiciones de igualdad con grupos económicos muy potentes y algunos de afuera y no entienden el contexto.
—¿Cómo está su cooperativa hoy?
—Sólida, fuerte y apoyando a sus productores que han salido maltrechos de la sequía del año pasado. Ahora otra vez nos está tomando el tema de la chicharrita, pero la cooperativa está bien, está apoyando a sus productores y tiene muy buena relación con sus socios. Tenemos 800 activos, aproximadamente, y está en condiciones en seguir apoyándolos, ya sea con semillas, fertilizantes, gestiones ante entidades bancarias, la provincia y para lo que haya que hacer.
—¿Qué es lo que más demanda el productor que viene a la cooperativa?
—Productos de buena calidad, buen precio, buena comercialización y buena logística, porque eso también tiene mucho que ver porque los fletes están muy caros.
—¿Hay inversiones de parte de las cooperativas en los temas que necesita?
—Permanentemente. En eso no se descansa, la cooperativa lo vota en sus asambleas y se habla en el consejo de administración, la cooperativa no se queda quieta con las inversiones que tiene que hacer, si venimos de una sequía donde el acopio se vio disminuido en todo el país, entonces uno se maneja de forma conservadora para tratar de ir haciendo las inversiones de acuerdo a la posibilidad. Este año, por ejemplo, se ha invertido en una extrusora de soja porque tiene una fábrica de alimentos balanceados para proveerse de su propio expeller de soja para no tener que comprarlo afuera.
—¿Y en agregado de valor por dónde se va?
—La cooperativa se ha diversificado, nosotros tenemos (con la cooperativa de Seguí) una granja porcina de 1200 madres que con el objetivo de crecer. El contexto económico actual es de incertidumbre, estamos tratando de manejarnos con las mayores previsiones posibles, pero no es fácil. Estamos ante una recesión, que se está viendo en la baja del consumo. Es ir paso a paso, analizando bien las variables económicas porque no se ve un horizonte cierto de qué puede llegar a pasar.