En Campo de los Nietos producen madera desde la década de 1970. La familia Giudice arrancó con 200 hectáreas en un predio ubicado en Paraje El Duraznal, Concordia y creció hasta las actuales 615 hectáreas, de las cuales 500 se dedican a la forestación y el resto a ganadería.
Alejandro Giudici, segunda generación en el lugar, divide su tiempo entre los menesteres propios de la actividad agropecuaria y la conducción de la Regional Litoral de la Asociación Forestal Argentina, un organismo sectorial creado para fortalecer la actividad.
“La demanda de madera crece pese a la pandemia y tracciona el mercado interno con precios que se recuperan” sentenció el productor poco después de recibir a Campo en Acción en el corazón de su explotación del distrito Yuquerí. Sin un dejo de nostalgia, tras cartón completó el análisis al decir que “de 2012 a 214 vivimos una época dorada y luego el sector empezó a caer. Hoy en día estamos 50% por debajo de aquellos tiempos; todavía tenemos que recuperar valores pero la demanda es importante”. La discusión actual es quién se apropia de los márgenes, si el productor o el industrial.
Como sea, en forestación los ciclos son muy diferentes a los de cualquier actividad convencional y los vaivenes impactan de manera distinta. Una escalada de precios de las materias primas justifica el esfuerzo de un período de tiempo que se mide, como poco, en más de una década; y si las cosas terminan mal el golpe es singularmente severo.
“Arrancamos con nuestros padres amparados en las leyes de promoción y desde entonces nunca dejamos de invertir en la zona”, sentenció como para dejar en claro que la pasión tiene una cuota parte del negocio.
“La perspectiva es a largo plazo, plantamos con la mirada puesta en al menos 10 o 15 años hacia adelante. Cada segmento del sector debe cumplir con su rol, de eso se trata esta actividad y por eso conformamos un cluster forestal” explicó. Al momento morigerar el buen momento actual especificó que “los rebrotes que se manejan actualmente tienen muchos años, es poco el margen para reforestar”.
A los planes de crecimiento los enlazó con el mercado internacional: “La exportación es un camino necesario para ampliar el mercado de nuestra madera”. Y de la asignatura pendiente subrayó que “falta la industria para abastecer en calidad y cantidad lo que demanda el mundo. Hay exceso de oferta de materia prima, en particular de Corrientes, pero eso dinamiza fletes, terminales portuarias y demás oficios relacionados lo que activa gran cantidad de mano de obra. Sin embargo, para crecer el objetivo debe ser procesar la materia prima”.
Contó que con el Consejo Federal de Inversiones diseñan un plan para poner en marcha una planta que fabrique papel marrón, lo que representa manufactura y que además evalúan cargar madera en contenedores dentro del puerto de Concepción del Uruguay. “Hay que armar la logística” dijo y siguió: “Pero todo esto es más empleo y desarrollo”.
Para crecer, insistió, “hace falta que se desarrolle la industria. Materia prima hay. No es lo mismo sacar tablas de madera que en rollo, la merma es del 55% o 60% que se queda en aserrín y recortes”. En ese contexto dejó una queja al sector público: “La madera no recibió la exención de impuestos a las economías regionales, otra vez será”.
En Campo de los Nietos Giudici planta eucaliptus “la especie que mejor se adapta a la zona” tiró como al pasar, y algo de pino. “También ponemos una patita en la ganadería. Por prevención de incendios debemos tener el pasto cortado, así que integramos la producción de carne” deslizó el hombre que incursiona en la diversificación.
Invierte esfuerzo y dinero en fortalecer los programas de mejoramiento genético que encaran desde la Asociación y el cluster, en sociedad con el INTA. Ponderó que “la hibridación gana terrenos y las clonaciones son muy buenas. Pertenecemos al Consorcio Forestal del Río Uruguay donde también trabajamos en desarrollo de la actividad”.
El objetivo es la evolución permanente tranqueras adentro para obtener maderas de alta calidad, libres de nudos. Las podas controladas y los raleos para obtener una densidad adecuada para el aserradero es el camino elegido. Por el andarivel de la sanidad aportó que “desde el arranque la hormiga es un adversario, hay que estar muy atentos y controlar mucho. En sanidad hay muchas cosas nuevas y trabajamos con controladores biológicos”.
Un flagelo que acecha al sector es el fuego y en ese aspecto el modelo de control se sostiene en la prevención para la detección temprana. En todo el corredor funcionan cámaras que están en torres altas, dotadas, además, de personal que sube a revisar en tiempos sensibles.
“Una vez que se ubica una columna de humo, con un método de triangulación, se da el aviso de si sucede en zona forestal o no y se emprende el combate. Todos los productores tenemos equipamiento específico y contamos con el apoyo de los vecinos y bomberos” relató el experimentado forestador entrerriano. “Si se llega a tiempo no es grave, se busca atacarlo desde el principio; pero en tiempos de sequía se complica” deslizó y complementó: “La conciencia de la gente que anda en las rutas y caminos es muy importante”.
Daniel Aguilar / Campo en Acción