Las hormigas cortadoras de hojas, que se distribuyen desde México hasta la Argentina, se constituyen en el mayor herbívoro de los bosques tropicales ya que consumen hasta un 17 % del follaje producido en esos ambientes. Pese a su importancia ecológica, por su amplia distribución, abundancia y tasas de consumo vegetal que ocasionan, se trata de uno de los principales organismos plaga para la producción agrícola y forestal de América tropical y subtropical.
Expertos avanzan en la recolección de información que permita generar lineamientos innovadores para el manejo de hormigas cortadoras adaptados a los distintos escenarios de cultivo forestal de Mesopotamia, Delta y Patagonia del país. Este proyecto tiene, además, el apoyo del Programa Forestales y Programa de Protección Vegetal del Instituto.
José Villacide, especialista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, explicó que “el foco del proyecto no busca el control, sino el manejo de las comunidades de hormigas cortadoras en los ambientes productivos; no las queremos controlar y mucho menos erradicar”.
El sector productivo agroforestal demanda el desarrollo de nuevas estrategias de manejo validadas en los ambientes productivos y de menor impacto ambiental que la de uso corriente, centradas en el uso de insecticidas químicos de síntesis convencionales.
Sobre los resultados preliminares del proyecto, el técnico destacó: “La estrategia de manejo mediante la integración simultanea de estímulos disuasivos y atrayentes, ha mostrado resultados promisorios a nivel experimental para la reducción del daño y la presión de manejo químico”.
Las hormigas cortadoras de hojas cosechan hojas y frutos para nutrir jardines de hongos dentro de sus nidos. Son especies nativas que cumplen funciones claves como alteraciones físicas o químicas del suelo mediante al aporte de grandes volúmenes de materia orgánica o modificando drásticamente los patrones de regeneración vegetal, entre otros.
Pero, asimismo, “conforman hoy una severa limitante a la producción, no solo por su impacto directo, sino por la creciente presión para limitar su daño en consonancia con las demandas ambientales corrientes de la sociedad”, remarcó el técnico.
Para esto, el equipo investigador propone un cambio de paradigma de manejo forestal con tecnologías de procesos y rediseño de los paisajes, con el aumento de la diversidad y complejidad de los sistemas forestales implantados a distintas escalas, como estrategia para evitar y reducir el impacto de plagas.
Mejorar la sostenibilidad de las operaciones forestales determina el acceso a mercados cada vez más demandantes de garantías de sostenibilidad y legalidad en el origen, sostuvo el técnico. Y agregó: “Existe el consenso sobre la necesidad de desarrollar toda la actividad foresto industrial con licencia ambiental y social como instrumento para la competitividad”.
Las hormigas cortadoras de hojas se constituyen en la principal amenaza sanitaria para los sistemas forestales de producción dominados por el cultivo de especies no nativas, generan importantes pérdidas en la producción y requieren de elevados costos para su manejo.
En la actualidad, la mayoría de los formulados tóxicos incluyen principios activos con fuertes restricciones de uso por los gobiernos, así como por los sistemas de certificación forestal, debido a sus efectos negativos sobre la salud humana y el medio ambiente.