El 2024 finalizaría con una producción de 10.585 millones de litros de leche, lo que implicaría una disminución respecto a 2023 del 6,5%, detalla un informe preliminar sobre el balance del año que terminó realizado por el Observatorio de la cadena Láctea Argentina (Ocla). En tanto, se estima que la producción de leche podría subir 5,72% durante 205, alcanzando un volumen de 11.190,2 millones de litros anuales.
En rigor, destacan que la producción medida en sólidos útiles (grasa butirosa + proteína), tendrá un comportamiento similar ya que los tenores de grasa butirosa y proteína promedian valores casi iguales que el año anterior.
“Las tasas de crecimiento anual estimadas por las industrias varían entre extremos del 4,10% y 11% y son más altas para las regiones de centro/norte de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos y más bajas para el sur de Santa Fe y Córdoba y todo Buenos Aires”, precisaron.
Es que e 2024 arrancó con el arrastre de la seca de 2023, el cese de actividad de algo más del 4% de los tambos y venta de vacas en torno al 6%. A esto se sumó que el año presentó en sus inicios índices de temperatura y humedad muy altos y un importante desfinanciamiento en la mayoría de las unidades productivas. La sumatoria de estos factores confluyeron en una caída de producción que acumuló a abril un 14,5% de baja interanual.
Luego de esta situación, producto de las buenas relaciones de precio entre la leche y sus principales insumos, lluvias en algunas regiones muy secas, entre otros factores, se comenzó a desacelerar la caída interanual a punto tal que noviembre y diciembre últimos, presentaron valores interanuales positivos.
“Como ya viene ocurriendo, se continuó profundizando el proceso de concentración de la producción en unidades productivas de mayor tamaño, con alta automatización y prevaleciendo el encierre de vacas. Las bajas de producción fueron muy dispares entre estratos productivos y entre regiones, donde además de cuestiones meteorológicas primaron las diferencias por escala, productividad y eficiencia de las unidades productivas”, indicaron desde Ocla.
Para realizar una perspectiva sobre el 2025, desde el observatorio se le solicitó a 22 industrias su estimación para la producción del nuevo año. Los datos aportados corresponden a la variación interanual a tambo constante de cada mes de 2025 respecto a igual mes del año anterior y la variación total anual. Cada una de las variaciones fue ponderada en función a la participación de cada industria en la captación nacional de leche que disponemos del ranking industrial que elabora Ocla. Se sumaron las ponderaciones mensuales de cada industria y las mismas se aplican sobre la producción real de cada mes y total del año anterior, en este caso 2024, para obtener los litros estimados de producción para cada mes de 2025 y total.
Finalmente, la estimación surge de la información aportada por 15 industrias lácteas que reciben y procesan alrededor del 49% de la leche de Argentina, sin ninguna otra intervención de Ocla sobre dichos números. Arrojó una suba del 5,72% anual, alcanzando la producción estimada para 2025 un volumen de 11.190,2 millones de litros de leche.
“Esta estimación sólo trata de brindar una perspectiva para el año 2025, sobre la base de los datos disponibles al momento de efectuarla. Las condiciones de alta volatilidad e incertidumbre que seguramente caracterizarán el año que recién iniciamos, pueden generar importantes diferencias respecto a los números proyectados, que iremos evaluando en la medida que ocurran”, se advirtió desde Ocla.
Entre los factores que podrían afectar en forma negativa el crecimiento de la producción en 2025 se mencionó la reducción de los derechos de exportación en soja y otros granos que incrementarían los costos de alimentación y el valor de los arrendamientos rurales, teniendo en cuenta que algo más del 50% de la superficie destinada a la producción de leche se realiza sobre campo alquilado y un gran porcentaje de ellos están pactados en valor soja.
También la reducción en el número de vacas, el cese de unidades productivas, la continuidad en el crecimiento de la marginalidad y el retraso cambiario o pérdida de competitividad de nuestras exportaciones a pesar de los buenos precios en el mercado externo. Fuente: Agroclave