En el origen del agro está el poder de observación de la mujer y su gran capacidad de trabajo

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En el Día Internacional de la Mujer Rural, que se conmemora este martes, un repaso por el rol decisivo que tienen en la producción de alimentos y los desafíos pendientes en el reconocimiento de una plena equidad.

Las mujeres tienen un enorme protagonismo en el sector agropecuario argentino. El 50% del control de calidad de los alimentos, por ejemplo, está a su cargo.

En el Neolítico, una creación de las mujeres genera una revolución agrícola de amplio impacto global, coetáneamente en diversos lugares, mientras los varones cazaban, ellas recolectaban biomasa vegetal y observaron que, de una semilla caída se generaba una planta, pudiendo reproducir voluntariamente el proceso. Su capacidad de observación también fue importante para diferenciar las que tenían virtudes nutricionales y las que curaban. Fueron agricultoras y médicas usando productos naturales.

Los granos cultivados, requerían una molienda manual, una actividad repetitiva que incluso transformó hasta la estructura ósea de las mujeres de esa época, ya que tenían brazos más potentes con humeros 30% más fuertes que la media actual o 16 % más que el de las remeras de elite actuales.

Ese rol persiste, según la FAO, y a pesar que la población económicamente activa (PEA) del sector agrícola disminuyó en la década del 90, se mantuvo la PEA femenina en alrededor del 50%, con un porcentaje superior en los países en desarrollo (61%) y 79% en los países menos desarrollados.

Una gran proporción de la población masculina está abocada a la agricultura comercial y la población femenina a la agricultura familiar y de autoconsumo. Las mujeres rurales representan un tercio de la población mundial y viven en comunidades que presentan fuertes estereotipos de género, situación que condiciona sus opciones educativas, laborales y sociales.

Estas se encargan de las tareas domésticas no remuneradas en una proporción mayor que los hombres rurales y que las mujeres urbanas. La falta de servicios en las zonas rurales hace que suelan ser las encargadas de obtener agua y combustible para los hogares. Estas funciones llevan tiempo y esfuerzo físico considerables. Esta carga de trabajo limita sus opciones de trabajo remunerado, su tiempo libre (calidad de vida), e incluso sus opciones educativas y laborales.

En Argentina, Susana Balbo, chair del W20, destacó que el 40% de la población rural son mujeres y el 50% del control de calidad de los alimentos está en sus manos. Una estrategia importante para potenciar la equidad podría basarse en facilitar el acceso a la propiedad de la tierra para las mujeres de sectores postergados ya que las mismas mejoran la producción y desarrollan productos regionales de alto valor complementando con una estrategia que potencie políticas de emprendedurismo, cooperativismo y acceso a créditos.?

Respecto al acceso a la educación un estudio realizado en la Universidad Nacional de Córdoba a partir de estadísticas Universitarias, en el año 2018, evidenció que la matrícula femenina muestra un incremento sostenido, representando el 62,1% del total de estudiantes de grado (118.949) con promedios generales sin aplazo de 7,35 respecto a 7,28 de los estudiantes masculinos y consiguen graduarse en un promedio de 8 años, un año antes que los estudiantes masculinos.

Las mujeres eligen estudiar mayoritariamente (75,4%) disciplinas relacionadas con las Ciencias de la Salud (como ciencias médicas, odontología y psicología), las Ciencias Humanas (66,6%), tales como filosofía, letras, ciencias de la educación, artes y lenguas; y las Ciencias Sociales (59,2%), como abogacía, trabajo social y comunicación.

Mientras que los varones se concentran en las disciplinas relacionadas con las Ciencias Naturales, Básicas y Aplicadas (61%), entre las que se incluyen agronomía, las ingenierías, matemática, astronomía, física y computación. En los últimos años en la Facultad de Ciencias Agropecuarias se mantienen valores del 38 % en 2018 pero existen diferencias por carreras: Ingeniería Agronómica cerca del 34%, jardinería 45% y un sector que tiene que ver con la producción pecuaria como es Ingeniería Zootecnista sorprende con un valor cercano al 45%.

En la Facultad de Agronomía de la UBA, según los datos suministrado por Carina Álvarez, secretaria de Desarrollo y Relaciones Institucionales, hay una población estudiantil del 48 % de mujeres, aún no reflejada plenamente en las graduaciones de los dos últimos años que son en promedio del 40%, con predominio femenino en Licenciatura en Gestión de Alimentos (100%), Licenciatura en Ciencias Ambientales (60%) o técnicas como Jardinería (80%), Turismo Rural (62%) o Floricultura (60%); en Agronomía si bien en crecimiento, aún en minoría, con el 28%.

En el cuerpo de profesores, padrón 2017, el 45 % son mujeres incrementándose desde los titulares (26%) a los adjuntos (58%), en eméritos y consultos solo el 10%. En gobierno está ejerciendo la primer decana histórica, Marcela Gally, con una vicedecana y la mitad de mujeres en el Consejo Directivo y en los Secretarios.

En Argentina, el grupo de mujeres rurales surge como un espacio para visibilizar el rol de la mujer rural en la reunión del G20 (2018). En esa instancia la discusión por la equidad también le llegó al campo. Silvia Taurozzi, ex miembro del comité ejecutivo mundial de Louis Dreyfus, presentó una encuesta que indicaba que 5% de las mujeres llega a puestos directivos en el sector a pesar de ocupar el 62% de los empleos. ?

En 2019 se firmó el acta fundacional de las mujeres rurales argentinas en la exposición Agroactiva, avanzando en la conformación de una red integrada por empresarias, productoras, científicas, comunicadoras, referentes gremiales, profesionales y docentes que conforman una verdadera red colaborativa que trabaja en varios ejes: educación y capacitación, buenas prácticas y cuidado ambiental, comunicación, y también en desarrollo local compartiendo como valores el compromiso, la colaboración y el diálogo.

El objetivo de la red es potenciar y compartir propuestas, iniciativas y problemas para generar nuevas posibilidades, promoviendo la complementariedad de los géneros (mixidad) y la equidad desde la concepción de compartir el anhelo del desarrollo sustentable agroindustrial de nuestro país.

La perspectiva a futuro y el gran desafío es que las discusiones de equidad de oportunidades, pasen a un plano menos relevante para comenzar a visibilizar las capacidades para desempeñar los diferentes roles que como actores sociales nos toque ocupar.

La agricultura creada por las mujeres ha sido motor de la historia al permitir incrementar los grupos humanos y generar un excedente de tiempo que permitió el desarrollo del arte y la cultura. Hoy por sus luchas y saberes vuelven a tener una participación calificada en el devenir de la historia. Así culmina el trabajo publicado por Fernando Vilella y Paola Campitelli en CLARIN RURAL

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