En el distrito Raíces Oeste, de Villaguay, está Campo Fortín Esperanza, un establecimiento ganadero del centro entrerriano donde se produce bajo la atenta mirada de los duendes dispersos por gran parte del casco. La razón, una de sus dueñas de origen irlandes, y como es lógico la raza elegida en Aberdeen Angus Colorado.

Se trata de animales muy bien logrados tanto en machos como en hembras y con una importante línea genética. Carlos Adjoyan, titular del lugar, explicó: “Hace 15 años que estamos con este establecimiento, le compramos este campo a una familia que fue quien le dio el nombre. Mi padre fue un inmigrante armenio que se casó con una riojana y se enamoró del campo, y siempre tuvo la ilusión de tener uno propio; por suerte pudimos cumplir ese mandato familiar”.

Durante el recorrido, que se concretó a instancias de la Asociación Entrerriana de Periodistas Agropecuarios (AEPA) Adjoyan agregó que “siempre se está aprendiendo sobre la marcha, siendo un porteño criado en Buenos Aires llegar al campo fue todo un descubrimiento que se transformó en una pasión, e incluso le ha hecho muy bien a mi salud”.

Por su parte, el veterinario asesor del establecimiento, Alcides Bogado, indicó: “Nosotros tratamos de manejarnos siempre con toros de primera línea, de los centros más serios que hay en el país, inclusive este año empezamos a trabajar con semen importado para lograr un cambio. Trabajamos mucho también en la selección de la madre, le brindamos mucha importancia a su perfil genético; si bien analizamos la capacidad de productor de terneros del padre, que sean aptos de bajo peso al nacer.

“Creemos que en los montes que tenemos nosotros no podemos llevar al ternero a problemas de atraque o mala formación. Damos mucha importancia también a la longevidad, cantidad de pariciones y producción de leche de la madre”, sumó el profesional.

Asimismo, el también asesor Anibal Jacobsen precisó que este campo tiene la particularidad de que parte de su producción es de ciclo completo, “entonces la alimentación es en base a alfalfa, para lo que es heno; y para la parte de recría y suplementación se usa corte picado de sorgo. En el invierno se hace todos los años raigrás, el cual sale después del sorgo, y se hace algo de heno de menor calidad: por ejemplo este año sembraron moha”.

El veterinario mencionó también que el establecimiento no produce maíz: “El mismo se compra entero, junto con algo de concentrado de núcleo para regular la proteína. Este año, como el anterior, hubo fallas en la implantación de sorgo, y están evaluando hacer otro sorgo de ciclo corto, granífero digamos, para poder tener un poco de energía. La sequía se ve reflejada a los dos años en la vaca, porque se caen los índices, la producción de carne, entre otros”.