La cosecha de maíz 2019/20 ingresó en la recta final con el 87% del área cosechada marcando rindes promedios que superan los 8.300 kilos, según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Y ya los productores empiezan a planificar lo que será la nueva campaña maicera de este año. “Entendemos que la campana de maíz podría ser similar a la anterior en cuanto a superficie y uso de tecnología.
Las expectativas las da la estabilidad que tuvo el cultivo en rendimiento en las últimas campañas”, comenzó explicando Jorge Bassi, gerente de Marketing de Bunge. “Es un desafío hacer maíz con este nivel de precios internacionales y el productor tiene que ser muy eficiente. Hay que usar mejor la tecnología para lograr un menor costo por tonelada de maíz producida”, agregó el directivo.
Así, sostuvo, la tecnología y el manejo del maíz juegan un rol fundamental teniendo en cuenta la relación de la fecha de siembra y el híbrido, la densidad por hectárea y la nutrición, principalmente, nitrogenada. Y de esta forma lo refleja la nota de Esteban Fuentes en CLARIN RURAL
Desde Bunge están trabajando con semilleros líderes en la cual están constatando que el manejo de estas tres variables están muy desarrolladas y accesibles para que el productor fije cuál es la mejor estrategia para su zona.
“El nitrógeno es la llave del rendimiento del maíz. Cuanto más abramos esa llave, más rinde podemos esperar”, definió Bassi sobre la importancia de este nutriente.
Sin embargo, remarcó que a la fertilización nitrogenada se la debe acompañar con fósforo, azufre y zinc. “Hay que entender que si faltan estos nutrientes, utilizaremos ineficientemente el nitrógeno y el agua”, alertó.
Bassi, quien también preside Fertilizar Asociación Civil, hizo hincapié precisamente en el zinc ya que hoy casi el 50% de la región pampeana tiene deficiencia en este micronutriente.
“El zinc eficientiza a todo el resto de los nutrientes”, detalló sobre los beneficios.
Según 96 ensayos de zinc realizados por la empresa en los últimos 8 años, mostraron respuestas de 635 kilos en promedio. “Muchos productores están fertilizando con zinc porque tanto el maíz como el arroz son más sensibles a estas deficiencias”, dijo.
A esto, agregó, hay que sumarle la deficiencia que hay de potasio en zonas de Entre Ríos.
En cuanto al manejo de los fertilizantes, el directivo de Bunge destacó que como las dosis con nitrógeno son altas (se apunta a 160 a 180 kilos entre suelo y fertilizante), recomendó el desdoblamiento a la hora de aplicar la tecnología, usando una parte a la siembra y otra en estadíos de V4 a V8, momento en que el nutriente tiene mejor eficiencia porque la planta está en crecimiento.
En este contexto, Bunge está en plena campaña de trigo y está empezando con la precampaña en maíz. “El esfuerzo es acercar productos prácticos y eficientes para lograr una fertilización óptima con los cuatro nutrientes”, detalló.
Por lo que resaltó el fertilizante granulado MicroEssentials SZ que permite sembrar con los 4 nutrientes principales y luego refertilizar sólo con nitrógeno. También mencionó sobre los productos fosfatados a la siembra de la compañía para complementar posteriormente con el fertilizante líquido Solmix para proveer al maíz nitrógeno, azufre y zinc.
“Tenemos todo un paquete de fertilizantes para que el productor pueda elegir la mejor combinación para su lote”, cerró Bassi.