El lino rinde hasta 1.500 kilos y están todos conformes

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Producen un millar de hectáreas y cada año crecen en superficie ocupada.

“Pudo ser más, pero estamos bien con lo hecho” dijo Gabriel Busson, al pie del lote linero cultivado en el establecimiento Don Luis, muy cerca de Betbeder, en Nogoyá. El encargado de siembras de la firma El Hinojo determinó que las marcas oscilan entre 1.300 y 1.500 kilos de la variedad Aguará. Como sus trigos llegaron a 40 quintales y en cebada incluso algo más, del lino esperaba un plus que no se dio, todo fue dentro de los márgenes esperables.

En el lugar arrancaron hace ocho años su relación con la más tradicional semilla entrerriana. Surgió indagando alternativas a las producciones tradicionales. Hoy en día trabajan en torno al millar de hectáreas. El experto determinó que “junto a la gente de Aapresid e INTA hacemos el soporte técnico, en realidad colaboramos entre todos para mejorar cada año”.

Precisó que desde lo comercial los valores acompañan, dijo que las cooperativas tienen precios diarios que rondan los 580 dólares la tonelada. “Dan para seguir en el cultivo, como rotación” tiró Busson antes de poner en valor que el lino tiene demanda de fertilización nitrogenada y no tanto más. En rigor, es más austero y termina en los suelos más pesados, de menor potencial.

Tienen en claro que la recomendación técnica es no repetir lotes por cuatro años. La cuenta pendiente es producir en los mejores campos para analizar el comportamiento del rendimiento.

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Nota Gabriel Busson y Jose Schulteiss -- Trilla de Lino.MTS.mp3

José Schulteiss, responsable zonal de El Hinojo especificó que el lote logrado en Don Luis, que visitó Campo en Acción, unas 120 hectáreas, viene de cebada y soja de segunda. Contó que lo sembraron el 12 de mayo y por falta de lluvias resembraron en parte. La densidad elegida fue de 500.000 plantas por hectárea.

El profesional aportó que “se complicó y quedamos en unas 350.000 plantas por las pocas lluvias a la emergencia y prefloración. Cuando comenzó a llenar granos llovió bien y repuntó”. Al dar cuenta de la nobleza del lino relató que los ataques de roya anaranjada y rama negra no alcanzaron a generar grandes dolores de cabeza. Ni siquiera los acecharon las orugas bolilleras.

En la trilla ponen toda la atención y concentración; sucede que cualquier descuido genera pérdidas de granos por la cola de la cosechadora. El fruto del esfuerzo se destina a multiplicar semillas y comercializar en cooperativas de la zona.

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