En esta campaña agrícola la combinación de factores climáticos extremos impactó sobre el desarrollo de los cultivos de invierno. Según observaciones a campo realizadas por investigadores, en los años con baja cantidad de precipitaciones existe una mayor cantidad de horas de heladas que se producen en estado temprano.
Frente a esto, Pablo Abbate, investigador y especialista en cultivos de invierno del INTA, señaló que las heladas tardías en trigo, en campañas secas como la que se está atravesando, pueden generar mermas importantes de rendimiento en el cereal.
“La sequía no solo afectó los cultivos invernales, sino que, además, impide realizar una siembra segura de los cultivos de verano ya que, en la mayoría de los casos, el suelo solo presenta unos pocos milímetros de agua en superficie sin recarga en profundidad”, detalló Abbate.
Puntualizó en la necesidad de “extremar las medidas para el uso cauteloso y conservacionista del recurso hídrico. Concretamente se recomienda desarrollar labores que favorezcan la cobertura constante del suelo y que generen condiciones favorables a la infiltración, permitiendo que el agua de lluvia ingrese al suelo y al acuífero, evitando exponerlos a situaciones que provoquen la generación de escurrimientos superficiales y corridas de agua y pérdida de suelos”.
Pese al panorama desalentador, el especialista indicó que la noticia alentadora es que los precios son altos, especialmente para trigo, cuyo valor se incrementó desde el momento de la siembra en un 13 %. “Este incremento va a compensar en parte la caída en rendimiento amortiguando la reducción en ingresos y márgenes”, señaló.
En cuanto al riego, “se recomienda sólo realizar las aplicaciones necesarias para el adecuado desarrollo del cultivo, concentrándose en los distintos momentos. Para esto, se hace más que necesario basarse en el seguimiento de la humedad de suelo mediante el balance de agua”, detalló Abbate.
Recomendó estar alertas a las enfermedades y los patógenos, debido a que la falta de humedad puede estar ocultando un problema potencial. “Ciertamente, la escasez de agua en los lotes y las temperaturas extremas (por frío o calor) afectan, en términos generales, tanto al crecimiento y desarrollo de los cultivos como de las enfermedades. En general, plantas estresadas pueden volverse más vulnerables ante estreses bióticos, en particular cuando si se restablecen la humedad del suelo y aumenta la atmosférica”, explicó.
En este contexto, Abbate subrayó en la importancia de aplicar un análisis rutinario de calidad y sanidad de la semilla a utilizar; monitorear los lotes de manera intensiva tanto en cultivos actuales como los futuros; registrar el avance de enfermedades; analizar el daño ya producido y el potencial del cultivo y realizar un buen control de malezas.