Diversificar es clave de Alfredo Odiard para seguir en el campo

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Preciso. Contó que a su primera arrocera la sembró el 8 de septiembre de 1978.

Alfredo Odiard pertenece a una familia de San Salvador que va por la cuarta generación trabajando el arroz. Comenzaron en Jubileo y hoy siembran en distintos puntos de la provincia y en la vecina Corrientes. El productor habló de su trayectoria e indicó que la clave está en apostar por varios cultivos para seguir en el sistema. Incluso, recordó hasta trabajó duro en la apicultura.

Esta es la historia de un hombre de campo, ligado a la Federación Agraria, que apuesta a distintas producciones y que, pasada la barrera de los 70 años, sigue en el sector dándole una mano a sus hijos. Lleva 64 campañas arriba de un tractor y de diferentes implementos agrícolas.

Recordó que con su primera arrocera comenzó el 8 de septiembre de 1978, e hizo labores diferentes a las de hoy en día: “Se preparaba la tierra, se sembraba, se pasaba el nivel. Dos a caballo, uno con una tabla, otro con un nivel óptico. Se iba marcando dónde se iba a hacer la taipa a nivel, pero ya después de sembrado. Ahí enterrábamos un montón de semilla que no nacía, y luego se tiraba un poco de semilla en la cuneta para que haya un poco más de arroz en la chacra”.

Destacó que, a finales de la década del 70, “sembrábamos entre 50 y 55 hectáreas en los primeros años, en una sola chacra. Empecé con mi padre y un hermano, para luego seguir por mi cuenta. Mis hijos siguen el camino trazado oportunamente. Yo los ayudo, aunque no como en un principio. Llevo 64 años arriba de los tractores, trabajando”.

En cuanto a los vaivenes del arroz, comentó que en “San Salvador vivimos épocas buenas y otras no tanto. Tenemos muchos molinos, es la principal economía de la región, y si bien puede cerrar uno, también abre otro en diferentes escalas”. Detalló que “un número importante de molinos grandes fueron creados por los propios productores que siembran grandes superficies”.

En los primeros tiempos, “cosechábamos con una Susana que contratábamos. Luego compramos una Senor V3 a los pocos años, de 16 pies, que era lo más grande que había en el mercado; mientras que hoy tenemos máquinas de 30 pies”. Comentó que, en el presente, “trillar entre 15 y 20 hectáreas por día es una barbaridad, cuando en nuestros primeros pasos hacíamos,con suerte, tres hectáreas por día”.

Señaló que “siempre es esperanzador. Dejar de sembrar es lo último que podemos hacer. La clave está en hacer una producción variada. A veces el precio del arroz, como ahora, está muy bajo, pero puede llegar a ser el valor de la soja, el maíz, el trigo o la ganadería lo que mantenga un equilibrio”, ejemplificó. Resaltó que “durante muchos años hicimos apicultura, que fue la base para llevar adelante nuestra familia, además del arroz”.

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