Desde Aldea María Luisa, los Fisolo hacen vinos espumantes de calidad

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Se cuentan entre los primeros en cosechar, la zafra arranca al despuntar enero.

La familia Fisolo se instaló en una finca cercana a la Aldea María Luisa hace poco más de 30 años. El propósito inicial contemplaba crear un ámbito de reflexión y meditación. Las cosas se dieron de tal manera, -por caprichos de la vida, quizá-, que nada de eso llegó a plasmarse plenamente y en la capilla construida bajo aquellos objetivos hoy funciona la bodega de vinos espumantes que los Fisolo están involucrados en cuerpo y alma.

La construcción, ciertamente, aporta un aura al emprendimiento vitivinícola con destellos pecaneros. Campo en Acción visito el lugar para conocer más del asunto.

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Nota Matias Fisolo -- Viñedo.MXF.mp3

“Este viñedo comenzó en 2014 como un entretenimiento, una locura de mis padres, y de a poquito lo fuimos ampliando hasta las 900 plantas que tenemos hoy”, contó Matías Fisolo de arranque.

Ponderó que el plan es desarrollarse en el ámbito del enoturismo a partir de su sello distintivo: sólo producen vinos espumantes con uvas chardonnay y recientemente sumaron plantas de pinot noir.

El especialista describió que el proceso que hay detrás de una botella arranca en el cultivo, tras un cuidado detallado de las plantas para obtener calidad de materia prima: “El contenido de azúcar es clave; desde ahí hacemos un vino base y luego una segunda fermentación de manera tradicional”.

Al tratarse de una bebida de bajo contenido alcohólico se cuentan entre los primeros en cosechar, de manera que quién se acerque en estos días de enero los verá recolectando. “Toda la tarea es artesanal, hecho a mano todo, hasta las etiquetas que se elaboran una por una”, subrayó.

Lo de las nueces pecanes funciona como complemento. Las producen para dar el tono apropiado a las degustaciones de vino que maridan con delicadezas hechas a partir de los frutos de la explotación forestal. “Nuestra intención es crecer, estamos muy conformes con el producto que logramos pero el objetivo siempre es mejorar”, especificó.

Y en ese plan encastra la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos, entidad que los representa y expresa un respaldo a todos los integrantes socios empecinados en evolucionar: “Logramos visibilidad y capacitación. Al punto que tenemos una feria, Entre Ríos Entre Viñas, que ya va por su tercera edición”, remató.

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