Darío Zandomeni es un joven emprendedor dedicado a una singular actividad: la producción de flores y plantines destinados a los viveros de la ciudad de Paraná. En dos años de trabajo le encontró la vuelta a la comercialización y hoy, claveles, petunias, copetes o vincas llegan desde el vivero del Parque Hortícola de Paraná a distintas provincias del norte y centro de la Argentina. Trabajo y pasión, la fórmula para crecer.
Hace dos años comenzó a tomar forma el sueño de Darío Zandomeni, un joven que nació y se crío entre plantas, flores y otras yerbas en el emprendimiento comercial de sus padres.
Tanto verde se terminó inoculando en su sangre y lo fue llevando a dar los primeros pasos en un proyecto propio, productivo y comercial, el que hoy está consolidado y al que le dedica muchas horas del día, de cada día.
“Un crédito del COPROMEM – es el Consejo de Promoción del Empleo del municipio paranaense-, y un espacio en el Parque Hortícola de la ciudad fueron el puntapié inicial para empezar” cuenta Darío sobre su emprendimiento.
“Lo primero fue levantar un invernadero y comenzar con la producción. Después empezamos a vender, a superar los obstáculos que se te presentan en el camino, que hay que ir venciendo de a poco, al igual que los altos y bajos de cualquier actividad” sugiere, en modo consejo.
La economía del país siempre genera incertidumbre para el que comienza cualquier actividad, y si le sumamos la pandemia de Covid-19 el cóctel es explosivo y devastador…pero, para algunos contadísimos rubros, el lamentable escenario de la emergencia sanitaria que vive el mundo fue un disparador que multiplicó el trabajo.
Uno de esos rubros fue la floricultura y las plantas para viveros, favorecidos por la cuarentena primero y el aislamiento de mucha gente que, en su casa, encontró en el jardín una manera de pasar la situación. “Es así, a nosotros nos favoreció, lamentablemente digo, por la crisis general” expresó Zandomeni.
“Las ventas están siendo muy buenas, por eso estamos levantando dos nuevos invernaderos para incrementar la producción” dice, mientras colabora con dos trabajadores que están hollando la tierra para colocar los postes de dos nuevos invernaderos para la etapa de expansión que viene y con buen ritmo.
El trabajo detrás de cada plantín, en cada flor…
“Comenzamos a las seis de la mañana y seguimos hasta las doce. Es para evitar las altas temperaturas. De todos modos yo regreso por la tarde, hay que regar y seguir produciendo, además me gusta mucho lo que hago”, apunta Darío Zandomeni.
Sobre la forma de trabajar, el joven emprendedor sostiene algunos matices con colegas del rubro. “Esterilizamos la tierra con vapor, lo que le da más higiene, y así evitamos la propagación de hongos y malezas que de otra manera termina en los viveros y en la casa de la gente” señala.
Lo que se produce, lo que más se pide
En el prolijo vivero instalado en el Parque Hortícola que tiene el municipio de la capital entrerriana, en la zona del acceso norte a la ciudad, algunas especies se hacen de semillas de las propias plantas “y la germinamos nosotros, otras ya vienen en plug desde Buenos Aires germinadas, siempre de primera calidad para poder ser competitivos” apunta.
Según la temporada - y las tendencias de la moda para jardines- los lilium, lisianthus, gerberas, claveles, clavelinas, y los plantines de petunias, copetes, tagetes, portulacas, nácar o vincas, las fresias y rayitos de sol llevan la delantera en las preferencias. “Son de poco cuidado y de abundante floración” recuerda el floricultor.
La comercialización de la producción es una de las etapas más complicadas para el emprendedor, sea de flores, comida, cuchillos o artículos de cuero. En el caso de Darío Zandomeni y su proyecto es un temo en el que se avanzó y mucho.
“La producción nuestra es comprada por distribuidores mayoristas así que podemos decir que muchas de nuestras plantas llegan a Misiones, Formosa, Santiago del Estero, Córdoba. Pero el 70 por ciento se consume en Paraná” indica con la tranquilidad que da tener el tema bien encaminado.
Consejos que da la experiencia
“No hay muchos secretos” aclara Zandomeni sobre los principales tips que debe considerar el que empieza cualquier proyecto. “Hay que tener muy en cuenta los pro y los contra de una actividad, la que sea. Y ser consecuente es la clave, porque obstáculos y dificultades se presentan siempre, a diario, pero en vez de solo preocuparse hay que ocuparse, y se superan. A veces cuesta un poco, pero después viene el regalo por el sacrificio y el esfuerzo” sonríe Darío, mientras sostiene uno de los postes de uno de los nuevos invernaderos, en el que pronto habrá cientos de plantines y miles de flores, el verdadero “regalo” para este esforzado hacedor.
Guido Emilio Ruberto / Campo en Acción