Mientras transcurre esta campaña de granos finos bajo la demanda de las lluvias prometidas por “El Niño”, en campos de Victoria un cultivo de carinata despliega su potencial.

Todo sucede en 35 hectáreas sembradas a mediados de mayo, -que viene de maíz-, ubicadas justo al límite de los distritos Antelo y Corrales. Dato: antes de implantar le pasaron una rastra y a los cinco días de sembrado le llovieron 20 milímetros.

“El nacimiento fue ideal” cuenta a Campo en Acción Jordán Esterri, profesional de la firma Agrofe Campo, responsable del proceso productivo en cuestión junto a expertos de Nuseed.

“La idea es probar el cultivo, muy parecido a la colza y alternativo al trigo” tiró y precisó que la densidad utilizada fue de 4,5 kilos de semilla por hectárea a una profundidad de 2,5 centímetros. El coeficiente de logro fue cercano al 50%, unas 100 plantas por metro cuadrado.

Los principales cuidados, -contó-, pasan por tener limpio el cultivo de malezas desde el inicio y, en las primeras etapas de crecimiento, controlar hormigas y pulgones.

El estado fenológico actual es de fin de floración y pleno llenado de granos. El lote es muy eficiente en el uso del agua a pesar que en ese rincón entrerriano hace dos meses que no llueve. “El vigor y porte de la planta es destacable”, sentenció Esterri.

Su colega Conrado Maag, asesor Técnico de Carinata Nuseed en Entre Ríos y Corrientes, dio un marco general al informar que el destino de la carinata, una oleaginosa invernal no comestible, es el de materia prima para combustibles de aviación.

Lo cierto es que la compañía que integra es propietaria de los derechos mundiales de producción de este cultivo y en el país tiene uno de los tres centros de innovación para la producción de híbridos, ubicado en Venado Tuerto. Los otros están en Canadá y Estados Unidos

Especificó que “ya hay dos híbridos y están por salir un tercero y un cuarto. El principal objetivo es el rendimiento, buscamos ciclos más cortos para sembrar en mayo y cosechar en noviembre. El control de enfermedades y resistencia al frío son otras cualidades buscadas”.

Ponderó que, a la implantación, hay que tener en cuenta que es un cultivo de semilla chica que se puede sembrar en directa o convencional teniendo en cuenta el rastrojo. Y dijo que el acondicionamiento previo del lote es importante, tanto como el cultivo antecesor que siempre conviene el maíz para silo o la soja.

Al hilar fino pidió prestar atención a la ventana de siembra promedio: desde mediados de abril a mediados de mayo y en algunas latitudes hasta la primera quincena de junio inclusive. La razón es que es sensible a heladas tardías fuerte, el período más crítico es el final de floración y llenado de granos.

Valoró que la carinata consume la mitad del agua que demanda el trigo. En consecuencia, se desarrolla mejo ante la adversidad. Y en cuanto al manejo nutricional apuntó que responde bien al agregado de azufre al comienzo del cultivo. Concretó con que “la fertilización ideal es a la siembra primero y el segundo momento es cuando el cultivo está en estado de roseta”.

Francisco Ocampo, gerente Comercial de Nuseed en Entre Ríos y Corrientes, cerró la conversación al decir que “es un cultivo que aporta a la sustentabilidad y cobertura”. Dio, incluso, algunos números para poner en contexto: este año estamos en unas 26.000 hectáreas y las proyecciones son hacia el crecimiento con unas 100.000 hectáreas ocupadas el año próximo”.

En su opinión, los productores la van adoptando porque necesitan un cultivo de invierno para salir de manera adecuada hacia las siembras de verano. “Buscamos cosecharla a finales de octubre o principio de noviembre; no más de eso” determinó.

Por el andarivel de las ventas informó que “la comercialización de la carinata es simple, el negocio se conoce desde el principio. Todo es transparente y con certificación. Lo valores rondan los 530 dólares por tonelada”. Dato final para entender la profundidad de la sustentabilidad: no se puede producir en lotes que vienen de desmonte.