La República Oriental del Uruguay es el país que más área de colza siembra en Sudamérica, superando este año las 250.000 hectáreas sembradas, y colocando a la oleaginosa por encima de cereales más conocidos por el campo nacional como el trigo y la cebada.
Animados por la demanda europea y el mercado internacional, los productores lograron esta marca récord durante el invierno, sin embargo la emergencia agropecuaria de déficit hídrico ha golpeado las expectativas proyectadas a comienzos del año.
Con algunos cultivos más o menos relevantes a comienzos del nuevo milenio, los primeros movimientos con cierta importancia en el mercado de la colza en el país comenzaron en el año 2012, destinados a la elaboración de biocombustible por parte de Alur (Alcoholes del Uruguay), subsidiaria del Grupo Ancap.
Un tiempo más tarde ya se la empezaría a ver como un producto exportable, y se comenzarían a diagramar planes comerciales específicos para el negocio, con el mercado europeo como referencia casi exclusiva de destino.
Esto es algo que permite a los productores gozar de una idea de precios estables a largo plazo y solidez en materia comercial, teniendo en cuenta que dicho mercado paga muy bien, pero demanda una alta exigencia en cuanto a calidad.
Las exigencias de calidad del mercado europeo tienen que ver con el LMR, es decir, el límite máximo de residuos, que examina principalmente la existencia de trazas de agroquímicos, y que ha generado a su vez un cambio en las contemplaciones de los productos a utilizar durante su producción y secado, en busca de cumplir los estándares y requisitos internacionales.
Así continuará en una posición de relevancia dentro de un continente que presenta a Paraguay con una siembra de entre 40.000 y 50.000 hectáreas, como el más cercano competidor, Chile entre 35.000 y 40.000hectáreas, y la Argentina con unas 15.000 a 20.000 hectáreas plantadas, casi todas en Entre Ríos. Fuente: Ámbito Financiero