Un centenar de líderes mundiales de países que representan el 85% de los bosques del planeta se han comprometido en la COP26 a “detener y revertir la deforestación y la degradación de la tierra” para 2030.
Frenar la deforestación no es solo clave para conservar la biodiversidad a nivel mundial, sino que también ayuda a frenar el cambio climático. Según apunta la NASA, el balance neto de los procesos de absorción/liberación de carbono por los bosques de todo el mundo arroja un saldo de extracción de 7.600 millones de toneladas al año, 1,5 veces las emisiones de Estados Unidos.
Esto significa que, en las estrategias de descarbonización de los países, la lucha contra la deforestación es un punto clave para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo cuando éstas no se pueden reducir al ritmo que exigen los compromisos de neutralidad climática.
Esta importancia de los bosques en la lucha climática ha quedado patente una vez más este martes en la conferencia climática COP26 que se de celebra en Glasgow, donde un centenar de líderes mundiales de países que representan el 85% de los bosques del planeta se han comprometido a “detener y revertir la deforestación y la degradación de la tierra” para 2030.
Una promesa que además de estar suscrita por países con importantes masas forestales como Colombia, Indonesia, Noruega, Australia, Brasil, China, Costa Rica, la Unión Europea, Ecuador, Honduras, Guatemala, Perú, Rusia, Turquía, Uruguay, Estados Unidos o Reino Unido, va acompañada de la necesaria financiación en la presente década para frenar la regresión de las masas forestales.
La idea es utilizar las alianzas para movilizar los suficientes recursos: los países se han comprometido a desembolsar 12.000 millones de dólares de inversión pública (unos 10.340 millones de euros), a la que se suman 7.200 millones de dólares de inversión privada (unos 6.200 millones de euros) para 2030. Esa cifra de inversión privada incluye 3.000 millones de dólares (unos 2.585 millones de euros) comprometidos a través de la iniciativa Finanzas innovadoras para la Amazonia, el Cerrado y el Chaco (IFACC, por sus siglas en inglés) para acelerar la producción de soja y ganado libre de deforestación en América Latina.
A ello se suman 1.100 millones de dólares (unos 948 millones de euros) recaudados por la Alianza de Inversión de Capital Natural para escalar la inversión en soluciones basadas en la naturaleza y la bioeconomía, según el anuncio. Además, los máximos responsables de 30 grandes instituciones financieras, entre las que se cuentan Schroders, Axa, East Capital Group o NEI Investment, también se han comprometido “a eliminar la inversión en actividades vinculadas a la deforestación”.