La población mundial alcanzará a 8.000 millones en noviembre de este año. Así lo estimó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el informe Perspectivas de la Población Mundial. Esto plantea la necesidad de aumentar la producción de alimentos y de disminuir su desperdicio que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación es de 1.300 millones de toneladas anuales, un tercio de lo producido cada año.
Como si fuera poco, las exigencias de los mercados se incrementan al ritmo del crecimiento demográfico. Así, cuestiones tales como los aspectos ambientales, sociales y éticos de los procesos productivos cobran mayor protagonismo. Es decir, hay que producir más alimentos, de un modo más eficiente y sustentable. El desafío es enorme.
Expertos plantean a la intensificación sostenible como la estrategia productiva que permitiría hacer frente a este escenario global. En un reciente informe sobre el rol de los productos fitosanitarios de síntesis química en las producciones agropecuarias, los especialistas destacan que es posible incrementar la productividad y rentabilidad con un menor impacto ambiental, de la mano de una reducción gradual de insumos externos.
En esta línea, el informe confirma que la agricultura argentina no puede prescindir completamente de los productos fitosanitarios sin poner en riesgo el volumen y la calidad de la producción.
Esta premisa es argumentada, además, por el informe Farming without plant protection products de European Parliamentary Research Service que asegura que si no se usaran estos productos, los rendimientos se reducirían entre un 19 y un 42 por ciento, dependiendo del cultivo. Por su parte, los ensayos de más de 100 años de Rothamsted Research del Reino Unido se refieren a los rendimientos obtenidos a partir del uso de agroquímicos.
Carolina Sasal, especialista del INTA Paraná, subrayó que “los fitosanitarios son una herramienta, pero no la única” y, en esta línea, destacó la importancia de “considerar otras estrategias de manejo que son alternativas y complementarias como el uso de bioinsumos, rotaciones, controles mecánicos y manejo de fechas de siembra que permiten un menor uso de insumos químicos”.
Para hacer frente a las adversidades bióticas que afectan a la productividad y calidad de los cultivos, el productor tiene disponible un amplio abanico de estrategias de manejo capaces de ser complementarias entre sí.
Con respecto a este último aspecto, el informe subraya la “necesidad de poner el foco en el uso eficiente y responsable de los fitosanitarios a fin de evitar las fugas del agroecosistema, entendidas como Buenas Prácticas Agropecuarias (BPAs)”. Es que, según se detalla, las malas prácticas generan “un impacto en el ambiente y en la salud, vinculadas con el aporte difuso de plaguicidas por deriva directa o indirecta, escurrimiento o erosión, o bien el lavado de equipos aplicadores sobre cursos de agua o la disposición final de los envases vacíos”.
En cuanto a las BPA, se subrayó que es un concepto mucho más profundo que va más allá de las aplicaciones de agroquímicos y de la simple creencia de que se hacen las cosas bien. Este sentido, destacó las otras herramientas que permiten hacer frente a las dificultades productivas tales como la rotación de cultivos y los cultivos de cobertura, entre otras alternativas complementarias que se difunden desde el INTA.
Para Sasal “las BPA abarcan, también, a la elección de producto adecuado, en un momento climático específico lejos de las lluvias a fin de evitar escurrimientos y erosión”.
Las rotaciones de cultivos y los cultivos de cobertura se encuentran entre las principales y más reconocidas BPAs para reducir la erosión eólica, hídrica y reducir el escurrimiento superficial, y por lo tanto minimizar las fugas de contaminantes que pudiesen ocurrir a través de dichos procesos.
Otras prácticas muy difundidas para la conservación del suelo son la sistematización de tierras y la siembra directa (SD), así como el considerar el período entre momento de pulverización y eventos de precipitaciones constituye otra de las estrategias de minimización de pérdidas de fitosanitarios.
Para alimentar a un mundo cada vez más habitado hay que producir más, de un modo más eficiente, preciso y sustentable.
El informe realizado por los especialistas del INTA plantea un abordaje integral del uso de productos fitosanitarios y recupera el aporte del organismo en cuanto al desarrollo de estrategias, tecnologías y conocimiento que colaboran con el manejo de plagas y enfermedades de los cultivos.